Andalucía, la imagen cartográfica: Las provincias de los antiguos reinos de Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada
Serie de tres mapas que completan la representación del territorio de la región andaluza, devuelto a la tradicional división en «provincias» coincidentes con los antiguos reinos de Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada tras la restauración absolutista de Fernando VII en 1823. Proceden del Atlas von Europa nebst den Kolonien del geógrafo y cartógrafo alemán Wilhelm Ernst August von Schlieben, un repertorio de 254 mapas, con 18 dedicados al reino de España y sus colonias, publicado en Leipzig entre 1825 y 1829.
Si desde el punto de vista geográfico estos mapas andaluces distan de ofrecer novedades, pues son versiones derivadas de la obra de Tomás López y sus divulgadores germanos Güssefeld y von Reilly, sí revisten, en cambio, particular interés editorial. Además de su rareza, les confiere especial relevancia su técnica de impresión, ya que constituyen una muestra pionera entre la cartografía de Andalucía de estampación en litografía, el nuevo procedimiento de reproducción de imágenes puesto a punto en 1798 por Alois Senefelder. Más sencillo, rápido y asequible que el grabado en plancha de cobre, el sistema preferente para los mapas impresos desde el siglo XVI, facilitó la expansión de la producción cartográfica, promoviendo, entre otros aspectos, el aumento de las ediciones divulgativas y posibilitando a la larga la aplicación de nuevos recursos gráficos, como el color. Tras su primera aplicación a la cartografía en 1807, en la década de 1820 la litografía de mapas comenzó al grabado calcográfico en este campo desde mediados de siglo.
El empleo todavía incipiente de la técnica litográfica se refleja en la modesta factura de estos mapas construidos a base de líneas esquemáticas, con iconos muy simples, una rotulación dubitativa y entintado irregular, carentes casi por completo de notas de relieve, del que apenas se marca la cima del Mulhacén, con una altura de 3.531.
W. E. August von Schlieben, Otto Hermann.
Leipzig, 1825.
Prov: 19. Sevilla.
Litografía, 20 x 26,5 cm.
Escala [ca. 1:1.350.000].
Colección particular.
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Andalucía, la imagen cartográfica: Güssefeld 1781-1782
En el último tercio del siglo XVIII el abrumador predominio en la cartografía impresa de procedencia extranjera sobre Andalucía, primero flamenco y holandés, y luego francés, cedió paso a una oferta más repartida con un apreciable aumento de los mapas estampados en los estados germánicos, Italia e Inglaterra. Por esos mismos años, las imágenes de los editores foráneos acerca de Andalucía fueron adoptando también las aportaciones de los cartógrafos españoles, y en especial de Tomás López, descartando casi definitivamente esquemas tan vetustos e inexactos como los empleados en los mapas del sur de la Península de Robert de Vaugondy, Moithey o Zatta. Entre las obras demostrativas de esta renovación destacan, tanto por la calidad del contenido y el grabado como por su escala, los dos mapas de las secciones occidental y oriental de la región andaluza del geógrafo alemán Franz Ludwig Güssefeld, quien acreditó en sus leyendas haberlos delineado a partir de los trabajos de Francisco Llobet y Tomás López.
Andalucía occidental. Mapas generales. 1781
Franz Ludwig Güssefeld, D.A. Hauer
Grabado, 42×56 cm. Escala [ca. 1:625.000]
Instituto Geográfico Nacional (Madrid). 12-M-12.
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Andalucía oriental. Mapas generales. 1782
Franz Ludwig Güssefeld
Grabado, 45×58 cm. Escala [ca. 1:645.000]
Instituto Cartográfico de Cataluña (Barcelona). RM 246805.
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/cartoteca/buscar/getetiqueta/id/47807
Andalucía, la imagen cartográfica: Mapa geológico y topográfico de la provincia de Huelva 1887
El auge de la minería en los territorios de Andalucía fue el principal acicate para que desde la década de 1820 se plantease como una necesidad perentoria disponer de una cartografía geológica adecuada para poder identificar los recursos y planificar las explotaciones. Tras la primicia del bosquejo geológico de algunas comarcas del norte de la región publicado por el francés Le Play en 1834, habría que esperar hasta el establecimiento de la Comisión para la formación de la Carta Geológica de Madrid y de la General del Reino en 1849 para que los trabajos en este campo empezaran a adquirir consistencia y continuidad, y a rendir sus primeros frutos.
Como trabajos pioneros hay que citar los croquis geológicos del conjunto de las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz del ingeniero Roberto Kith, de 1861 y 1875, y los varios mapas de Huelva, una de las provincias andaluzas más significativas desde el punto de vista minero junto con Almería, Córdoba y Jaén sobre todo, de Joaquín Gonzalo y Tarín, a los que se sumaron los mapas geológicos en bosquejo de otras provincias de Andalucía (Sevilla, Córdoba, Granada, Jaén), a escalas entre 1:800.000 y 1:400.000, realizados tras el impulso que acarreó para la formación de este tipo de mapas la reorganización en 1873 de la Comisión del Mapa Geológico de España, en cuyas memorias y boletines se difundirían ilustrando los reconocimientos e informes planteados en entregas provinciales.
El presente mapa es una de las principales referencias de la progresión de la cartografía geológica sobre Andalucía en la segunda mitad del siglo XIX. El mapa de la provincia de Huelva de 1887 de Joaquín Gonzalo y Tarín, publicado como documento gráfico de su memoria Descripción física, geológica y minera de la provincia de Huelva.
Mapa geológico y topográfico de la provincia de Huelva
Madrid, 1887
Joaquín Gonzalo y Tarín, José María Mateu
Litografía, 52×74 cm. Escala 1:400.000
Instituto Geológico y Minero de España
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/cartoteca/buscar/getetiqueta/id/45249
Cartografía urbana de Andalucía: Sevilla 1961
El primer rasgo reseñable de este plano de Sevilla del Servicio Geográfico del Ejercito de 1961 es que realmente no es un plano de la ciudad, sino un par de cuadrantes de una de las hojas de un plano de ámbito territorial. La idea de frontera de lo urbano se deshace y las infraestructuras protagonizan gráficamente la representación de una ciudad que ha superado con creces los límites que básicamente conservó hasta bien entrado el siglo XIX. Líneas ferroviarias, carreteras, cursos de agua e incluso tendidos eléctricos se significan frente a la edificación, representada ahora como una masa homogénea, obviando el carácter público o privado, la condición singular o común de sus arquitecturas, pero, eso sí, con los vacíos interiores bien identificados y dimensionados con el apoyo de la información obtenida de los vuelos aéreos.
Este nuevo recurso de la fotografía aérea encuentra también reflejo en un rasgo peculiar de este plano, en comparación con cartografías anteriores: ciertos elementos territoriales y urbanos en proceso de transformación son reflejados casi con la inmediatez de las “instantáneas”. En este sentido reseñamos el singular grafismo con el que se representan dos fragmentos del cauce histórico del río en proceso de desecación, como consecuencia de la ejecución de la corta de la Vega de Triana: el progresivo aterramiento del denominado “tapón de Chapina”, recogido en el cuadrante N.O., y, ya en el cuadrante S.O., la huella del meandro de Los Gordales, identificado aún como Dársena del Hipódromo, en referencia al de Tablada, que ya había sido sustituido por la base aérea homónima.
Sevilla, Hoja 984-II (Sevilla). Cuadrante N. O.
Cerro de las Águilas, Hoja 984-II (Sevilla). Cuadrante S.O.
Servicio Geográfico del Ejército. [Madrid], 1961.
Impresión a color, dos hojas de 50 x 77 cm, en h. de 70 x 99 cm. Escala 1:10.000.
España. Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Militar.
Archivo General Militar de Madrid, 17140-SE-G-3/6 y 17141-SE-G-3/8.
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/cartografia-historica/galeria/sevilla1961.htm
Cartografía urbana de Andalucía: Málaga 1717
Las infraestructuras malagueñas en general y su puerto en particular se encontraban a finales del siglo XVII en un estado lamentable. La larga y costosa guerra de Sucesión no hizo más que empeorar esta situación por sus exigencias económicas. Sin embargo, una vez acabada, Felipe V decidió acometer una política de obras públicas destinada a reforzar las instalaciones portuarias hispanas.
Así, a fines de 1716 ordenó al ingeniero de origen flamenco Bartolomé Thurus, nacido en la villa de Belloy, que viniera a Málaga para realizar un proyecto de fortificación de la ciudad y su muelle, prácticamente inutilizable por el escaso fondo que presentaba. El 30 de marzo de 1717 entregó el expediente al gobernador Horacio Coppola, que lo remitió a la corte el 6 de abril del mismo año. En él proponía la reconstrucción de las murallas, absolutamente ruinosas en algunos tramos, y reforzaba los baluartes de la Alcazaba y Gibralfaro, los únicos que podían acoger a la población en el caso de un asedio.
Referente al puerto propuso un recinto cerrado prolongando el muelle de levante, construyendo otro hacia poniente y enfrentando ambos. Pretendía así impedir la entrada en el interior de los áridos de la torrentera Guadalmedina y de las arenas que las corrientes introducían en la dársena.
El plano, conservado en el Museo Naval de Madrid, presenta el caserío malagueño encorsetado en el cinturón amurallado. Recoge también sus arrabales extramuros nacidos en torno a pequeños veneros de agua: los denominados Barrio Alto, Perchel, la Victoria y Trinidad. Como explicación, incluye una leyenda adjunta con una relación numérica para la identificación de los principales espacios, edificios y otros elementos de la ciudad, y una clave alfabética para la localización de los arrabales.
Plano de Malaga y sus contornos
Bartolomé Thurus. Málaga, 1717.
Manuscrito coloreado, 60 x 100 cm. Escala [ca. 1:16.720].
España. Ministerio de Defensa.
Archivo del Museo Naval de Madrid, MN E-41-27.
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/cartografia-historica/galeria/malaga1717.htm
Cartografía urbana de Andalucía: Huelva 1943
Ante la incertidumbre de la postura que adoptaría España tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, las tropas aliadas lograron disponer de mapas de ciudades españolas, fechados en 1943, que se guardan en distintas universidades norteamericanas. Además, en 1940 se realizó por los servicios cartográficos españoles un fotoplano de la ciudad de Huelva que sirvió para que su Ayuntamiento confeccionara un plano muy detallado.
Sin embargo, este documento de Estados Unidos no utiliza la información derivada de aquellos vuelos y, por tanto, no refleja la ciudad de 1943, sino que reproduce literalmente un plano realizado hacia 1920 por José Albelda, ingeniero de la Junta de Obras del Puerto de Huelva, que incluye un esquema del entorno fluvial en el que se aprecia la amplitud del conjunto de marismas que enmarcan la ciudad por el oeste y el sur. Pero lo que mejor refleja este plano es la profunda vinculación de la ciudad con empresas extranjeras, que van a explotar, desde finales del XIX, los recursos mineros de la provincia.
Por ello, este mapa, cuyo original aparece cuando la actividad en Tharsis y Riotinto es más intensa, reproduce cartográficamente esa etapa colonial: terrenos asignados, ramales ferroviarios y talleres o depósitos de minerales ocupan espacios privilegiados en las inmediaciones del muelle que se está construyendo en estos años y que será no solo el límite más definido de la ciudad consolidada sino, sobre todo, el núcleo de la actividad económica provincial hasta finales del siglo XX.
Este Muelle de Levante viene a completar el sistema portuario que ya cuenta con cuatro embarcaderos adentrándose en el río Odiel: Muelle Norte, Muelle Sur y el de la Compañía Rio Tinto en la margen izquierda, mientras que, enfrente, aparece el doble ramal de la Compañía de Tharsis.
Aunque muy parco en información, sin apenas referencias ni leyenda, el mapa constata la densificación del núcleo central y las extensiones lineales en las dos carreteras hacia Portugal y Sevilla coincidentes con las líneas de ferrocarril que van a servir al puerto, pero también a impedir que la ciudad crezca hacia el sur, siguiendo la margen izquierda del Odiel que era, por aquel entonces, un lugar muy atractivo para la población onubense.
Así que Huelva retornará a sus orígenes, saltará la barrera de los cabezos y tenderá a ocupar el gran espacio libre entre los dos ejes de crecimiento lineal, apareciendo una serie de barrios dispersos que van a generar serios problemas urbanísticos en las décadas siguientes.
El ámbito urbano, donde viven en 1920 unas 34.500 personas —en 1940, casi 56.500— puede considerarse, por su nivel de servicios, como una ciudad casi estructurada. Algunos equipamientos han cambiado su ubicación, como el Cementerio, la plaza de toros o el Matadero; otros, se han construido de nueva planta como las Escuelas Graduadas en el cabezo de la Esperanza, el Mercado del Carmen cerca del puerto o el de Santa Fe en San Pedro, tras desmontar el cabezo del Molino y rellenar con él algún sector de marisma en el Odiel.
En 1892, para conmemorar los 400 años del Descubrimiento de América, se construye el Hotel Colón y el primer campo de fútbol de España en terrenos cedidos por Rio Tinto Company que, para sus empleados, va a edificar el Hospital Inglés en 1929 y, sobre todo, el Barrio Obrero Reina Victoria, construido entre 1916 y 1929, que va a ser, paradójicamente, una de las señas de identidad patrimonial de la ciudad de Huelva.
Huelva City Plan
Army Map Service, U.S. Army. Washington D. C., 1943.
Impreso a color, 61,3 x 44,7 cm. Escala 1:5.000.
Princeton University Library, G6564.H8.1943.A7M3.
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/prodCartografia/cartoteca/galeria/huelva1943.htm
Detalle del plano de Huelva
Cartografía urbana de Andalucía: Granada 1600
La Plataforma de Granada de Ambrosio de Vico, dibujada a finales del siglo XVI y grabada a principios del XVII, surge de una motivación religiosa ajena a cualquier afán científico: formaba parte de las ilustraciones de la Historia eclesiástica de Granada de Justino Antolínez, un escrito apologético destinado a fundamentar, en pleno clima contrarreformista, el mito de una Granada tierra de mártires especialmente favorecida por Dios.
La Plataforma —perspectiva caballera y no verdadero plano geométrico— nos permite ver cómo la Granada de finales del XVI apenas desbordaba los límites de la ciudad nazarí y presenta una ciudad dominada por edificios y símbolos religiosos —iglesias, conventos, cruces—, destacando la centralidad de la Catedral, mostrada en su estado inacabado. Aunque no aparece el área del Sacromonte, donde la “invención” de las supuestas reliquias martiriales había dado origen a la Abadía y al libro que la propia Plataforma ilustraba, ello se debe a que otros grabados de la serie estaban dedicados a ese territorio sagrado.
La Plataforma de Vico transmitía, en suma, la imagen confortadora de una ciudad piadosa, exorcizada de sus demonios islámicos: si su grado de exactitud y su utilidad como herramienta urbana dejaban mucho que desear, triunfaban en cambio los valores simbólicos.
Granada. Plata forma por Ambrosio de Vico
Maestro mayor de la insigne Iglesia de Granada
Ambrosio de Vico, grabado de Francisco Heylan. [Granada, ca. 1600].
Grabado calcográfico en dos hojas, 42 x 60 cm. Escala indeterminada.
Biblioteca de Andalucía, Granada, md-6-27.
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/prodCartografia/cartoteca/galeria/granada1600.htm
Detalle del plano de Granada sobre la Alhambra
Cartografía urbana de Andalucía: Córdoba 1910
Alejandro Guichot (1859-1941), antropólogo sevillano, levanta el que se podría considerar el primer plano-guía para visitantes de la ciudad de Córdoba. Abandonando el rigor cartográfico de los preexistentes planos de Montis y de Casañal (1884), Guichot se preocupa más por la atractiva representación gráfica y la información turística de callejero y monumentos. Un colorido grafismo deja sin importancia el valor de anchos de calles y medidas de espacios públicos para indicar expresivamente su posición relativa.
Denominado Córdoba artística y útil, este plano a escala 1:6.000 recupera la orientación de Karvinsky, con el norte hacia abajo. Unos elegantes matices de color tramado diferencian las manzanas edificadas de las zonas verdes, el entorno agrícola, el río, los equipamientos y los monumentos. Las engrosadas anchuras de las calles principales, nombradas todas ellas (nomenclátor que pervive en casi su totalidad), quedan equilibradas por la reducción de callejas y adarves a meras líneas de trazado.
Un amarillo suave indica la situación de los equipamientos principales, sobre los que suele aparecer su denominación escrita. Como especial curiosidad destaca en color naranja el dibujo abatido de la fachada de los diecinueve monumentos que considera más importantes, sin que se sepa el porqué del olvido de otros equiparables, como la selección de iglesias.
Entre las novedades urbanísticas con respecto al plano de Montis de 1851 está el trazado del ferrocarril (ya reflejado antes con mayor precisión por Casañal) y el crecimiento hacia este del Paseo del Gran Capitán y su entorno, permaneciendo el resto de la ciudad prácticamente intacto, aun habiendo crecido la población a 67.000 habitantes, un 50% más, lo cual indica la absorción del caserío en una colmatación seguramente excesiva, especialmente en la transformación de antiguas casas-palacio en casas de vecinos.
Una sucinta descripción al margen del plano señala las excursiones más atractivas al entorno inmediato, reduciéndose estas a las Ermitas y las Huertas de la Sierra. Hace hincapié en las Fiestas o Feria de la Salud a celebrar en Pentecostés en el Campo de la Victoria, lugar en la que permanecería hasta bien entrada la última década del siglo XX. Recomienda los hoteles Suizo y El Sport en pleno centro, y añade una simbología representativa para el ferrocarril y los coches de alquiler. Señala asimismo los principales huertos interiores y los recientes ajardinamientos.
El plano de Guichot abre la corriente, llevada a cabo durante todo el siglo XX, de dibujar los planos para el usuario medio, sin exigencias de disciplina geométrica, no alcanzándose ningún grado de rigor científico hasta 2003 en la Guía de Arquitectura de Córdoba.
Cromolitografía, 42 x 42 cm en h. de 50 x 60 cm. Escala 1:6.000.
Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya, Barcelona, RM.162278.
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/prodCartografia/cartoteca/galeria/cordoba1910.htm
Detalle del plano de Córdoba sobre la catedral
Cartografía urbana de Andalucía: Cádiz 1911
Las servidumbres militares impidieron que Cádiz ensanchara su extensión como era usual en la segunda mitad del XIX. En cambio, se generaron reformas interiores mediante derribos y recuperación de espacios de conventos, cuarteles y huertas que se detallan en este plano de 1911: mercado, plaza de la Libertad y parque de Salud en los Descalzos; plaza de Mina en la huerta de San Francisco; ampliación de la plaza y reutilización de parte de este convento; plazas de la Merced, Candelaria y Reina; San Agustín, transformado en Instituto de Bachillerato; apertura de plaza de la Catedral; reutilización del convento de Capuchinos, etc.
El borde del recinto intramuros se ajardina: alameda, parque Genovés y su vivero, reformados por Ramón Oliva a comienzos del siglo; jardines ante el hospital Mora y Hospicio; arbolado del Campo del Sur hasta la plaza de toros. El recinto amurallado se derriba frente al puerto, estableciéndose los primeros rellenos portuarios.
Permanece intacto el semibaluarte de Puertas de Tierra y sus glacis, terrenos baldíos hasta el jardín del Gobernador. La carretera general discurre por el arrecife antiguo hasta San José, donde entronca con el nuevo. El tramo anterior de este es un paseo que discurre entre huertas y casas de recreo diseminadas, donde la construcción es complicada por la servidumbre militar. Un amplio relleno ante el borde este de las murallas de Puertas de Tierra permite que el ferrocarril llegue al puerto, ligándose con el tráfico marítimo mediante una estación en el muelle con un jardín ante su fachada. Igualmente se precisa realizar una gran trinchera que aísla el barrio de San Severiano. El acceso al mismo se resuelve mediante un puente y un camino, que será el tercero de salida desde las Puertas de Tierra.
En el espacio exterior a las zonas polémicas se forma el nuevo barrio de San José con viviendas de una planta a lo largo del arrecife y de la calle Adriano, transversal que comunica con Segunda Aguada, donde se crea un conjunto industrial. La línea del ferrocarril consolida una diferenciación de usos a uno y otro lado: industrial hacia la Bahía y residencial hacia el arrecife, que en el desarrollo del siglo XX se perderá. En el extremo sureste, ante el castillo de Puntales, se establece un barrio de viviendas e industrias ordenado en cuadrícula por el estamento militar y atravesado por un ramal del ferrocarril que acaba en el muelle de hierro de Viniegra. El recién construido Balneario de la Victoria inicia la colonización de la playa, servida por el tranvía, que acompañará a la carretera y al trazado ferroviario en la relación con el exterior.
Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes,
Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico. [Madrid],
Talleres del Instituto Geográfico y Estadístico, 1911.
Heliograbado en cobre a color, 87 x 127 cm. Escala 1:5.000.
Instituto Geográfico Nacional, Madrid, 31-B-19.
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/prodCartografia/cartoteca/galeria/cadiz1911.htm
Detalle del mapa de Cádiz en el entorno de la estación de ferrocarril
Cartografía urbana de Andalucía: Almería 1897
Gabriel Pradal representa gráficamente el nacimiento y expansión de la Almería burguesa decimonónica. La fase de expansión, amparada por el nuevo orden socioeconómico, se desarrolla en la segunda mitad de siglo mediante la planificación de ensanches como principal planteamiento urbanístico.
La conversión de Almería en capital de la provincia, el crecimiento demográfico, las nuevas propuestas económicas para la industria, comercio y agricultura, junto con el auge de la minería de hierro y plomo, cuyos yacimientos de las sierras de Almagrera y Gádor adquieren la máxima importancia a escala internacional, impulsan la actividad económica y la necesidad de fomentar la transformación urbana y las infraestructuras ferroviaria y portuaria. Los cambios estratifican la sociedad, y la burguesía y el creciente número de jornaleros configuran la comunidad urbana.
El derribo de las murallas en 1855 establece el arranque del desarrollo urbano, que recae en su mayor parte sobre las huertas de los conventos desamortizados que pasan a manos de la burguesía. La expansión, controlada por las Ordenanzas Municipales de 1864, tiene dos vertientes. Por un lado se plantea la figura del ensanche o área planificada con su variante de barrio obrero. Por otro, se interviene en el casco histórico consolidado mediante el expediente técnico de alineación de calles. Con carácter general, la expansión tiene un carácter fragmentario, tanto espacial como temporalmente. Se realizó sin atenerse a una visión de conjunto. Con este planteamiento se acomete la expansión interior de remodelación del casco histórico y la expansión exterior con el ensanche burgués de levante realizada a partir del Paseo de Almería, el ensanche obrero de poniente en el área del Reducto, el ensanche sur con la construcción del puerto, el ensanche norte sobre la Huerta de Jaruga y los barrios obreros periféricos. La expansión a levante estaba condicionada por el encauzamiento previo de la rambla del Obispo, y cuando se realiza frena los proyectos utópicos del arquitecto municipal Trinidad Cuartara que planifica sendas retículas de manzanas cuadradas o rectangulares con las esquinas achaflanadas.
La Almería burguesa decimonónica tiene como referentes arquitectónicos la remodelación del Ayuntamiento, los teatros Apolo y Cervantes, el Instituto de Enseñanza Media, el colegio de la Purísima, la Compañía de María, el Palacio Episcopal, el Cementerio, el cuartel de la Misericordia, la plaza de toros, el Mercado y la estación de ferrocarril, evidenciando que la arquitectura y el urbanismo constituyen momentos distintos de una misma realidad operativa.
Gabriel Pradal Ruiz. Barcelona, Henrich y C.ª, 1897.
Litografía, 75 x 82 cm en h. 89 x 94 cm. Escala 1:5.000.
España. Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Militar.
Archivo General Militar de Madrid, AL-3/17.
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/prodCartografia/cartoteca/galeria/almeria1897.htm
Detalle del mapa de Almería en el entorno de la Alcazaba