Cartografía, cámara y… ¡acción!
La cartografía, al igual que vimos con el análisis de datos estadísticos, aparece en el mundo del cine con muy diversas finalidades. La mapas son utilizados para ubicar la historia que se cuenta, localizar a las distintas partes de un conflicto, señalar el objetivo al que tienen que llegar los personajes, geolocalizarlos, o incluso a veces los protagonistas son los propios cartógrafos.
La profesión de cartógrafo lleva a los personajes de las películas a vivir arriesgadas aventuras, como es el caso por partida doble del cartógrafo inglés Jonathan Green (Jason Flemyng) quien emprende un viaje de investigación a lo largo del continente europeo a comienzos del siglo XVIII en Transilvania, el imperio prohibido (2014) y más tarde con el encargo de cartografiar Rusia en El misterio del dragón (2019). Basada en hechos reales tenemos Z. La ciudad perdida (2017), que cuenta la historia del explorador británico Percy Fawcett (Charlie Hunman), enviado a la selva boliviana para delimitar la frontera con Brasil y ayudar al Gobierno británico a preservar sus intereses en el negocio del caucho. Más actual es la ambientación de El cartógrafo (2001), donde Richie Markey (Brian F. O’Byrne) es un cartógrafo irlandés a quien encargan la elaboración de un mapa turístico de una bonita zona de Irlanda del Norte, que pronto descubre que su predecesor en el trabajo ha desaparecido.
Trabajando con un nivel topográfico en Z. La ciudad perdida
En la oscarizada El paciente inglés (1996) dicho paciente es en realidad un aristócrata y cartógrafo húngaro, László Almásy (Ralph Fiennes), que realiza una expedición arqueológica y topográfica para la Real Sociedad de Geografía en el desierto del Sáhara y vive una serie de desventuras relacionadas con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Y con un guion más “simpático” tenemos a El inglés que subió una colina pero bajó una montaña (1995): dos cartógrafos militares retirados, Reginald Anson (Hugh Grant) y George Garrard (Ian McNeice), son enviados a un pequeño pueblo en 1917 con el encargo del gobierno de elaborar un nuevo mapa del País de Gales. Los vecinos están muy orgullosos de contar con la que llaman «la primera montaña de Gales» pero, tras realizar unas mediciones, les informan de que no es una montaña, sino una colina. Todo el pueblo colabora para corregir ese error.
Presentar un mapa o vista aérea general al principio de una película es un recurso muy común para ubicar al espectador en el lugar donde transcurre la historia, que suele venir seguido de un zoom hasta el lugar concreto desde el que parte la narración. Ya en el cine clásico se pueden encontrar ejemplos muy claros en Casablanca (1942) o las primeras películas de Tarzán, en las que el propio título del film se superpone a un mapa simplificado del por entonces misterioso continente africano.
Títulos de Casablanca y La venganza de Tarzán (1938)
Los mapas también ilustran el territorio sobre el que se gobierna o se pretende ejercer un dominio. Probablemente la escena más icónica sea la del dictador Adenoid Hynkel (Charles Chaplin) jugando con el globo terráqueo en El gran dictador (1940).
Charles Chaplin jugando con el globo terráqueo en El gran dictador
Podemos ver mapas clásicos del mundo grecorromano con ese mismo fin en el cine ambientado en esa época: en Alejandro Magno (2004) Ptolomeo el viejo (Anthony Hopkins) rememora las hazañas del macedonio sobre un gran mapa donde se enmarcan sus conquistas; y en Gladiator (2000) el emperador Marco Aurelio (Richard Harris) le señala también un gran mapa de la época a su general Maximo (Russell Crowe) diciéndole “¿Ves ese mapa, Máximo? Ese es el mundo que he creado”.
Ptolomeo el viejo con las conquistas de Alejandro Magno plasmadas en un gran mapa
Estas aspiraciones territoriales se suelen conducir a través de conflictos bélicos, para los que los mapas resultan fundamentales con el fin de localizar recursos, vías de desplazamiento o al enemigo, haciendo comprensible la narrativa a los espectadores. En las escenas del cuartel del mando británico de Lawrence de Arabia (1968), rodadas en Sevilla, se adornan los despachos de oficiales con mapas en las paredes e incluso un gran mapa en relieve sobre un expositor.
Cuartel del mando británico en Lawrence de Arabia
En el cine bélico los ejemplos son innumerables, nos quedamos con este otro patrio: en La vaquilla (1985) se planea la incursión en territorio enemigo en una imperdible discusión entre el teniente Broseta (José Sacristán), el brigada Castro (Alfredo Landa) y el soldado Mariano (Guillermo Montesinos):
– Vamos a ver, Mariano. ¿Dónde está el corral?
– Bueno, es que aquí en el mapa yo no me aclaro mucho.
– Pero, ¿cómo que no te aclaras?
– ¿Por dónde sale el sol?
Aunque el propio Mariano acaba concluyendo que “Este mapa es cojonudo”.
Trazando el plan en La vaquilla
No hay mapa más deseado que el que conduce a un tesoro, como en el clásico de La isla del tesoro (1950) en el que el propio mapa aparece en algunas ediciones como parte de la portada, o el mapa agujereado del pirata Willy “el Tuerto” encontrado en el desván de uno de los chicos que forman parte de Los Goonies (1985).
Mapa del tesoro de Willy “el Tuerto” en Los Goonies
En ocasiones al tesoro se le supone que está en cierta zona, como le ocurre al villano de Pocahontas (1995) que canta, literalmente, sus intenciones de encontrar en el norte del continente americano lo que los españoles han obtenido de sus conquistas en el Sur. Lleva consigo multitud de mapas. Sobre uno de ellos se hace un recorrido de Sur a Norte hasta llegar a las riquezas sin dueño para las que tiene altas expectativas.
Mapa figurado de riquezas del Gobernador John Ratcliffe en Pocahontas
El objeto a encontrar mediante los mapas a veces toma forma de reliquia arqueológica y, aunque el arqueólogo más famoso del cine llegó a afirmar que “No hay mapas que lleven a tesoros ocultos y nunca hay una equis que marca el lugar” en Indiana Jones y la última cruzada (1989) , tuvo que retractarse en la misma película. En las aventuras del Dr. Jones podemos ver sus famosos desplazamientos en avión sobre un fondo que va dibujando el itinerario en un mapa. Aunque si tuviéramos que quedarnos con algo en particular sería con la cámara de los mapas de En busca del arca perdida (1981) que contiene una maqueta de la ciudad egipcia de Tanis y donde, con la ayuda del cabezal de un bastón, logra localizar la ubicación del arca.
Localización del arca perdida en En busca del arca perdida
Otro tipo de reliquia es King Kong en sus distintas versiones. La isla que habita en sí misma es la X que marca el lugar del recurso a conseguir: la primicia de su mera existencia. Una isla que no aparece en los mapas pero cuya localización cae en manos de aventurados exploradores.
Mapa de la isla de King Kong (1933)
En las tramas donde la acción principal es realizar un viaje, un mapa resulta fundamental para hacerlo comprensible. Los mapas y globos terráqueos se suceden en las distintas versiones de las adaptaciones cinematográficas de La vuelta al mundo en 80 días, el paradigma de los viajes. Mucho más fantástico es el que realizó la extraña compaña de El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo (2001) a través de la Tierra Media imaginada por J.R. R.Tolkien, en cuyos mapas se dibujan y cobran especial protagonismo montañas, pasos, bosques y ciudades.
Mapa de la Tierra Media al principio de La Comunidad del Anillo
A medio camino entre película bélica y “de viajes” se encuentra La caza del Octubre Rojo (1990), en la que el capitán Marko Ramius (Sean Connery) utiliza mapas de los fondos submarinos y la alta tecnología a su alcance para tratar de llegar a Estados Unidos y evitar otra guerra mundial, mientras que ambos bandos (rusos y americanos) hacen lo propio para tratar de detenerlo.
Los planos de ciudades o instalaciones resultan fundamentales para llevar a cabo fugas, robos o resolver crímenes. En estos últimos guiones los marcadores de los asesinatos sobre un mapa se convierten en la pista clave de la pauta para detener al criminal. Así, en Sherlock Holmes (2009) los delitos cometidos sobre el plano de la ciudad permiten deducir dónde va a ser el siguiente.
Pocos planos han dado lugar a tanto interés como los de la Estrella de la Muerte en la saga de Star Wars. En la primera entrega, Una nueva esperanza (1977), permitieron poder ver los entresijos de la estación espacial y constituyeron la clave para acabar con las pretensiones del Imperio al dar con su punto débil. Tanta es su influencia que en Rogue One: Una historia de Star Wars (2016) se dedicó toda una película a contar cómo se obtuvieron. Aparecen otros ejemplos en esta misma saga que permiten ver la evolución de las representaciones de este tipo en el cine de ciencia ficción, desde los mapas verticales con círculos y luces con los que la alianza rebelde sigue la defensa de Hoth en El Imperio contraataca (1980) a los mapas intergalácticos holográficos tridimensionales de El Despertar de la Fuerza (2015).
Evolución de la representación de mapas en la saga Star Wars
De igual modo, en la saga de Jurassic Park la geografía de las islas que albergan los parques y reservas biológicas de la empresa InGen tienen un papel clave en los argumentos, así como los planos de las instalaciones en lo relativo a dónde se encuentra cada especie, dónde están los generadores de energía o desde dónde se puede escapar o ser evacuado para huir de dientes y garras. El millonario dueño del parque John Hammond (Richard Attenborough) y el Dr. Ian Malcolm (Jeff Goldblum) guían a la Dra. Ellie Sattler (Laura Dern) por radio usando unos planos en una tensa escena de Parque Jurásico (1993) para reiniciar los sistemas del parque, aunque, como en la realidad, es fácil que dos personas interpretando un mismo plano acaben discrepando:
– A los 8 o 9 metros hay una pared, tuerza a la izquierda.
– Basta con seguir el cable principal.
– ¡Sé muy bien cómo leer un plano!
La teledetección es una protagonista más en la persecución al abogado Robert Clayton Dean (Will Smith) injustamente acusado de asesinato en Enemigo público (1998). En esta película se suceden las escenas de imágenes por satélite y los modelos digitales para rastrear al fugitivo por todo Estados Unidos. Menos detallados pero más frecuentes en las películas de ciencia ficción son los mapas por radar que ubican “formas de vida” o detección del movimiento, uno de cuyos exponentes más significativos podrían ser las pequeñas pantallas de Aliens: El regreso (1986) que llevaban los marines espaciales para detectar a los enemigos.
Seguimiento al fugitivo en Enemigo público por satélite y en modelo 3D de interior
La presencia de elementos cartográficos llega hasta la toponimia. Cuando Marty McFly (Michael J. Fox) y Emmett «Doc» Brown (Christopher Lloyd) viajan al salvaje oeste en Regreso al futuro 3 (1990) salvan a la profesora Clara Clayton (Mary Steenburgen) de caer por un barranco que llevaría su nombre en honor de dicha desgracia, «Barranco Clayton», por lo que modifican la línea temporal cambiando el nombre que tendrá ese barranco en el futuro.
Hay infinidad de ejemplos de utilización de la cartografía en el cine en sus múltiples formas, los presentados solo son una pequeña selección. ¿Conoces alguno? Compártelo con nosotros en los comentarios o a través de Twitter.
