Andalucía, la imagen cartográfica: el atlas marítimo de Barents

Publicado el 9.mayo.2018 por IECA y archivado en Cartografía
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La intensificación del tráfico naval holandés hacia el sur de Europa y la popular acogida que tuvieron las cartas del Atlántico de L. J. Waghenaer estimularon la publicación en Ámsterdam en 1595 del primer atlas marítimo impreso dedicado al Mediterráneo, el Nieuwe beschryvinghe ende Caertboeck vande Midlandtsche Zee del también experto navegante Willem Barents, quien se sirvió para confeccionarlo de sus propias notas y diversas fuentes. Una obra que, según era habitual en las producciones, como ésta, del editor Cornelis Claesz, sobresale además por la atractiva calidad de sus láminas, debida a dos de los mejores grabadores de Ámsterdam, Jodocus Hondius y Pieter van den Keere.

Barents

Willem Barents, Jodocus Hondius
Amsterdam, 1595
Hydrographica descriptio maris Mediterranei à freto Gaditano, usque ad C. dictum, de Gates…
Grabado, 33×55 cm. Escala [ca. 1:930.000].
Biblioteca Nacional de España (Madrid). Gmg/1054, carta 1.

El Caertboeck de Barents consta de diez mapas de una factura evocadora todavía de las cartas portulanas, que incluyen una carta general del Mediterráneo, otra de la entrada del Estrecho y el litoral atlántico hasta las islas Canarias, y ocho con secciones en detalle de costas desde España al Adriático. Dos de éstas atañen al actual ámbito de Andalucía. La primera constituye una de las imágenes impresas más tempranas que existen de casi todo el contorno costero de la región, pues comprende desde las inmediaciones de Cádiz hasta el cabo de Gata. Pese a la simplificación que denota su trazado del litoral, patente sobre todo hacia el este, donde apenas se perfilan el Campo de Dalías y la bahía de Almería, corrige deformaciones de mapas anteriores, como el escaso desarrollo que se daba al litoral oriental andaluz en el de España de Ortelius, y ofrece unos niveles de información apreciablemente superiores a los de otras cartas precedentes. A las poblaciones, cifras de sonda, indicaciones de arrecifes, islotes y fondeaderos, perfiles sobre la línea de costa y otros elementos ya vistos, se añaden aquí la situación de las numerosas torres y atalayas que formaban el dispositivo defensivo de la fachada mediterránea y la delineación de montes, valles, ríos y localidades del interior, aspecto poco frecuente en las cartas náuticas de la zona que le confiere un especial valor como representación territorial. En cuanto a la toponimia, y en particular para los accidentes del litoral, muestra la consolidación de las denominaciones vernáculas (cabo Trafalgar, Estrecho de Gibraltar, cabo “Sacrastyf”, cabo de “Gates”…) que, con ligeras variaciones, han perdurado hasta hoy, prescindiendo de cultismos latinos y de los arabismos de las viejas cartas portulanas, rasgo que subraya su sentido práctico y actualizado.

La segunda carta del libro de Barents completa el trazado de la costa levantina andaluza al recoger un pequeño sector del reino de Granada (Granatae pars), desde el cabo de Gata a los confines de Murcia.

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