Sierra de los Filabres: abandono de la agricultura de montaña. Reforestación. Las actividades científicas en Calar Alto (Bacares-Gérgal, Almería)

Publicado el 3.octubre.2016 por IECA y archivado en Cartografía
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La Sierra de los Filabres se extiende de oeste a este por la zona central de la provincia de Almería como prolongación de la Sierra de Baza. Por el pie de su vertiente norte discurre el río Almanzora. Al sur, los campos de Gérgal, Tabernas y Sorbas. La línea de cumbres se mantiene en buena parte por encima de los 1.900 m, siendo su cota más alta Calar Alto (2.168 m). Su rica biogeografía relacionada con los pisos altitudinales ha sido transformada dos veces. Primero en un largo proceso de sabio aprovechamiento de los recursos adaptados a unas condiciones hostiles (fuertes pendientes, temperaturas extremas, precipitaciones irregulares) que sin embargo acabó con la práctica desforestación por una excesiva presión antrópica, y por el desarrollo de actividades mineras e industriales.

El proceso inverso se realiza en la segunda mitad del siglo XX cuando el Estado interviene de forma masiva comprando miles de hectáreas o conveniando con los propietarios, y realiza en pocos años una de las mayores reforestaciones conocidas en Andalucía. Superada esta frenética actividad, la comarca se despuebla, desapareciendo muchas de las pequeñas poblaciones cuyos ruedos agrícolas fueron abandonados y reforestados.

Hoy día el proceso de naturalización de los bosques está permitiendo una valorización ambiental (diversidad ecológica) y económica (desarrollo de actividades naturalísticas y turísticas) de estos espacios de alta y media montaña situados en un medio árido. De forma particular, las actividades científicas en las cumbres han tenido y tienen una extraordinaria importancia con el emplazamiento en Calar Alto del centro de observación astronómico hispano-alemán.

La Sierra de los Filabres, un territorio de montaña históricamente humanizado

La Sierra de los Filabres en la vertiente norte pertenece al territorio silíceo del complejo Nevado-Filábride. En la parte sur afloran abundantes rocas carbonatadas, entre ellas, los afamados mármoles de Macael. Los bioclimas varían en consonancia con el amplio intervalo de altitudes, entre 300 y 2.168 m. Las precipitaciones suman algo menos de 300 mm en las zonas bajas orientales (Zurgena) y poco más de 400 mm en las altas (Bacares); al combinarlas con los diferentes pisos altitudinales de temperaturas, resultan diversos regímenes climáticos, que van desde el semiárido, aproximadamente hasta los 800 m, pasando hasta el subhúmedo, por encima de 1.650 m. Debe tenerse en cuenta la irregularidad de las precipitaciones, tanto en distribución temporal como en cuantía, manifestada a veces en intensas sequías plurianuales, por lo que la tendencia a la aridez es aún mayor de la que indica a primera vista el cociente precipitación/temperatura.

La comarca de los Filabres es un espacio de montaña que ha sufrido a lo largo de su historia una radical transformación por la desforestación, especialmente en los tres últimos siglos. Las principales actividades económicas a lo largo de la historia han sido la agricultura y la ganadería, basadas en el uso de ovino y caprino, aunque las causas de deforestación más intensa se atribuye a la expansión de los cultivos, ya importantes en el siglo XVIII y XIX, y sobre todo por el uso de la madera para las ferrerías, fundiciones que debieron consumir gran cantidad de carbón vegetal y leña, así como para los carpinteros de ribera de Almería. El paisaje actual de la Sierra de los Filabres ha sido modelado históricamente por la actividad humana, pues es un espacio ocupado desde tiempos remotos, cuando el Valle de Almanzora actúa como un corredor natural desde la costa almeriense a la Hoya de Baza. No obstante, el poblamiento actual se debe a la invasión de árabes y bereberes, cuando fueron fundadas muchas poblaciones que se adaptaron a las dificultades del terreno mediante la construcción de complejos sistemas hidráulicos de abastecimiento (aljibes, minas) y de riego (acequias, atanores), conjugados con obras de retención de agua y tierra (balates) para la acumulación de suelo, soluciones también utilizadas profusamente en secano para acopiar suelo y escorrentías. En el siglo XV se contaban en Bacares hasta 180.000 morales con los que presumían de producir la seda de mejor calidad. En estos bancales se cultivaban almeces, moreras, nogueras, castaños, higueras, granados, olivos, almendros, etc. En el siglo XVI, los pescadores de caña debían pagar un canon por la pesca de la trucha, referencia que indica la continuidad de caudales significativos en los ríos de la zona oriental de la sierra.

El rápido e intenso crecimiento demográfico documentado para el período entre 1820 y 1850, y el auge de la minería en la segunda mitad del XIX y en las primeras décadas del siglo XX, supuso además una numerosa población residente en la sierra, necesitada de combustible para usos domésticos y de terrenos de cultivo. El resultado de este proceso secular de expansión del terrazgo fue la alta parcelación de la tierra, aprovechada por un sistema mixto en el que confluyen roturaciones y una progresiva reducción de la superficie forestal y de la vegetación en general.

La minería tuvo un papel decisivo en ese proceso de desforestación: en 1870 comienzan a realizarse estudios mineros en la zona que dieron como resultado la localización y explotación de importantes yacimientos de hierro en Bacares y Serón, aunque la explotación minera a gran escala en la zona no comenzaría hasta la primera década del siglo XX. En un principio, para dar salida al mineral, se pensó en construir un túnel de 3 km a través de la sierra para comunicar por ferrocarril con el puerto de Almería. Se optó finalmente por la construcción de una serie de instalaciones por cable aéreo que permitían llevar el mineral hasta el municipio murciano de Águilas. Esta solución, además de resultar más cara su construcción final, resultó ser más lenta y costosa en cuanto al transporte. Entre las compañías explotadoras caben destacar "The Bacares Iron Mines from Glasgow", "Minas y caminos de Hierro de Bacares" y "Cabalga San Miguel de Holanda" entre otras. En la primera mitad del siglo XX, la población que vivía en los municipios serranos próximos a las minas de hierro de Bacares-Serón era muy cuantiosa. En el municipio de Serón se llegó casi a 10.000 habitantes, estando el asentamiento minero de Las Menas mucho más poblado que la propia capital municipal. La extracción bajo tierra hizo que el material extraído no fuera competitivo con el de las extracciones a cielo abierto, lo que unido a la costosa solución en el transporte, hizo que la minería fuera languideciendo hasta extinguirse a final de la década de los 60.

En la cartografía de la primera serie del Mapa Topográfico Nacional de las cumbres de Los Filabres se observa, pese a la absoluta carencia de carreteras, un conjunto de pequeños asentamientos como Los Santos, Las Morcillas, Los Carrascos, localizados a alturas comprendidas entre los 1.500 y 1.700 metros (incluso superiores a las localidades alpujarreñas) en condiciones muy hostiles, no solo climáticas, por las fuentes pendientes y difícil acceso, y que sobrevivían de las actividades ganaderas y agrícolas gracias a la construcción de terrazas y el aprovechamiento de los recursos hídricos.

Hoja del Mapa Topográfico Nacional, Fiñana. 1012. Año 1931

Hoja del Mapa Topográfico Nacional, Fiñana. 1012. Año 1931. Dirección General del Instituto Geográfico Catastral y de Estadística. Escala 1:50.000. Cartoteca del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía
http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/cartoteca/buscar/getisbn/query/gergal/autor//titulo//lugargeo//materias//fechadesde//fechahasta//buscar/Buscar/startid/0/id/2169

La fotografía aérea del Vuelo Americano de 1956 muestra una casi total deforestación en la sierra, habiendo desaparecido los en antaño abundantes encinares, perviviendo escasas manchas de pinar o chaparral como las de algunos montes públicos (Bayarque, Bacares) y en contadas fincas privadas. Así sucede en los dos ortofotografias seleccionadas:

  • Las cumbres de la Sierra de los Filabres en el sector de su máxima cota de Calar Alto: se trata de un espacio cuya exposición climática (bajas temperaturas y vientos) no favorece el desarrollo del arbolado. Las formaciones climácicas arbustivas eran los piornales, matorrales almohadillados y espinosos que tenían un aprovechamiento ganadero en verano.
  • El Barranco de las Morcillas, territorio abrupto localizado al sur de Calar Alto, donde se localizaban los modestos poblados de Los Carrascos y Las Morcillas, con sus ruedos agrícolas en terrazas, y en el que queda en evidencia la desforestación del territorio.

 

Calar Alto 1956. Vuelo Americano, Serie  B

Calar Alto 1956. Vuelo Americano, Serie B

Los Carrascos, Barranco de las Morcillas. Vuelo Americano de la Serie B, 1956-57

Los Carrascos, Barranco de las Morcillas. Vuelo Americano de la Serie B, 1956-57

Repoblación forestal y expulsión demográfica: resultado de la acción política y de la supeditación hidráulica

El caso de la Sierra de los Filabres es uno de los más expresivos y trascendentes del interés reforestador del Estado franquista supeditado a la necesidad de una gran obra hidráulica, siendo ésta una de las operaciones de mayor envergadura en la montaña andaluza. En 1961 el general Franco realizó una visita a la comarca con motivo de la futura construcción del embalse de Cuevas de Almanzora y de la puesta en marcha del Plan de Zonas Áridas del Sureste que pretendía paliar el atraso secular de la provincia almeriense. La zona había sido ya declarada de utilidad pública para su repoblación forestal el 4 de abril de 1956, pero la visita del Jefe del Estado y su decisión de intervenir con urgencia fue el detonante que supuso la aceleración de los trabajos y de una rápida y masiva transferencia de tierras al Estado. Se promulgaron dos decretos delimitando los perímetros II y III de urgente repoblación en los términos, sobre todo, de Bacares, Bayarque, Gérgal, Serón y Tíjola, para dar cobertura legal a la operación.

Las extensas repoblaciones forestales afectaron a alrededor de 40.000 ha, realizadas principalmente entre los años 1955-1983. Su principal objetivo fue proteger hidrológicamente la cuenca alimentadora del embalse de Cuevas de Almanzora, de la que es principal tributaria la vertiente norte de la sierra. Las especies utilizadas fueron exclusivamente pinos (Pinus halepensis, P. pinaster, P. nigra y Pinus sylvestris), que dieron lugar a formaciones arbóreas de gran homogeneidad, pero de notable interés selvícola y restaurador dados los procesos de desertización acusados por la desforestación.

El proceso fue facilitado por las dificultades en la agricultura de subsistencia –los problemas de minifundio y de comercialización– que supusieron un fuerte éxodo rural, ya iniciado en los años cuarenta, pero con mayor intensidad a partir del cierre del último coto minero (1968). Este abandono masivo de la tierra facilitó la adquisición por parte de la Administración de grandes extensiones a fin de realizar repoblaciones para la restauración forestal de la cuenca, trabajos que sirvieron momentáneamente para fijar parte de la mano de obra desempleada. El proceso se intensifica en la década de los sesenta, prolongándose con notable vitalidad hasta avanzada la década de los 80 a cargo ya del Instituto Andaluz de Reforma Agraria. Uno de los aspectos más destacables es que las adquisiciones superaron en mucho a los consorcios, dando lugar, como en pocas zonas, a una profunda transformación de la base parcelaria del paisaje, sobre la que las masivas plantaciones contribuirán inmediatamente a borrar las tramas paisajísticas y catastrales anteriores y a configurar un territorio radicalmente distinto. Nada menos que 14.677 ha fueron adquiridas por la administración forestal entre 1963 y 1991, con un máximo muy marcado en el cuatrienio 1969-1972. Los consorcios sumaron en el período 8.684 ha.

En un plazo de tiempo muy corto, una montaña de propiedad privada, resultado de un largo proceso histórico de apropiación y conquista, pasó a un inmenso dominio del Estado. Esa conquista conoció el avance tecnológico y de la ciencia forestal: se inició en condiciones extremadamente penosas con un ahoyado manual por los jornaleros contratados, condiciones que mejoraron con el uso de los medios de sangre. El paso a las fajas y terrazas permitió la mecanización con tractores y explanadoras, pero las secuelas topográficas y paisajísticas aumentaron. La selección de las especies, las densidades de plantación o los cuidados selvícolas fueron decisiones con sus aciertos y errores que configuraran un nuevo paisaje que sustituye a las tierras agrícolas marginales, o a las zonas desforestadas.

Las repercusiones territoriales de este proyecto provocaron el masivo abandono de las poblaciones. El declive demográfico en la zona es un hecho relativamente tardío en comparación con otras áreas de la montaña andaluza. Ya se había observado un descenso demográfico tras la Guerra Civil, pero el derrumbe coincide en el tiempo con la crisis definitiva de la actividad minera y la poderosa entrada en escena de la administración forestal del Estado: Bacares pasa de 1.400 habitantes en 1960 a 487 diez años más tarde, Serón de 7.265 a 5.084. El desplome duraría diez años más, especialmente en el segundo de los núcleos: Bacares ve reducido sus efectivos en 1981 hasta los 395 habitantes y Serón los reduce hasta los 3.655.

En las fotografías de la evolución del poblado de Los Carrascos entre 1968 y 1999, situado en el Barranco de las Morcillas, se observa la trascendencia de los cambios. En la de 1968 en las laderas se visualiza el mosaico de cultivos en terrazas y los pastizales en un entorno abrupto. Tres décadas más tarde la ruina del poblado es patente, el paisaje se hace uniforme con las repoblaciones de pinos, quedando como elemento natural la formación de ribera en el fondo del barranco.

Los Carrascos 1968

Los Carrascos 1999

Poblado de Los Carrascos en el Barranco de las Morcillas (Bacares) 1968-1999 Paisajes de Andalucía: Imágenes retrospectivas. (2007) Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Tomado de Paisaje forestal andaluz ayer y hoy (2001)
http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/site/portalweb/menuitem.7e1cf46ddf59bb227a9ebe205510e1ca/?vgnextoid=a8d41dc9c38c8310VgnVCM1000001325e50aRCRD&vgnextchannel=3e032afa60637310VgnVCM2000000624e50aRCRD&lr=lang_es

Estado actual del poblado de Los Carrascos

Estado actual del poblado de Los Carrascos
https://senderosdealmeria.es/sierra-de-los-filabres/barranco-de-las-morcillas/

Barranco de las Morcillas y Calar Alto, 1977. Vuelo Interministerial

Barranco de las Morcillas y Calar Alto, 1977. Vuelo Interministerial

En las imágenes procedentes del Vuelo Interministerial de 1977 se observa cómo ha cambiado radicalmente el paisaje, tanto en las cumbres de Calar Alto, como en el Barranco de las Morcillas, donde se encuentra el poblado -ya abandonado- de Los Carrascos. El territorio aparece casi completamente reforestado, salvo los terrenos más abruptos y los comprendidos por las inmediaciones del Observatorio Astronómico, que entró en servicio en 1975 y aparece en construcción. Los manejos forestales dejan una notable huella necesaria para la prevención y lucha contra los incendios, con la aparición de las necesarias pistas forestales y cortafuegos, habitualmente abiertos en las cuerdas, con lo que confluyen sobre las cumbres como es evidente en la imagen de Calar Alto. También se pone en evidencia el estado más maduro de las repoblaciones de la ladera norte, más antiguas y favorecidas por unas condiciones de humedad más favorables.

Recuperación ambiental y usos científicos en la Sierra de los Filabres

La Sierra de los Filabres, con su importante superficie repoblada, es un ejemplo del efecto ambiental positivo de las repoblaciones, de cómo crean condiciones favorables para la recuperación de otras especies, tanto por la función ecológica y forestal de la masa arbolada, como por la protección pasiva, al reducir las presiones de otros tipos de usos. La vegetación actual, aunque presenta un marcado gradiente altitudinal, está fuertemente influenciada por las repoblaciones forestales realizadas entre los años cincuenta y ochenta en su vertiente septentrional. Reforestación que posteriormente, también se ha extendido a la vertiente sur, para minimizar en la medida de lo posible la contaminación lumínica en torno al observatorio astronómico de Calar Alto. Las especies más utilizadas en este caso fueron los pinos carrasco (Pinus halepensis), negral (P. pinaster) y salgareño (P. nigra salzmannii).

La regulación de los aprovechamientos ganaderos y forestales, la acción repobladora y los tratamientos selvícolas –que mejoran el estado de la masa y reducen la incidencia de incendios– están induciendo una dinámica de la vegetación hacia estructuras más complejas y de mayor madurez, si bien con una gran lentitud por las dificultades impuestas por la aridez. La estructura espacial de la vegetación también se está haciendo más diversa: antiguos cultivos y pastizales con presencia de matorral, encinares, pinares naturales y pinares de repoblación. En el caso de las repoblaciones más antiguas, éstas presentan grados de madurez superior, pues se introducen progresivamente carrascas, coscojas y enebros. Dada la situación actual de muchas de estas masas, en particular las de pino silvestre y pino salgareño, el manejo de estos montes debe dirigirse a la transformación de las masas a formaciones mixtas de encina y pino, incluso a estructuras más complejas que incluyan formaciones con matorral, buscando un mayor grado de integración ecológica.

La recuperación forestal, sin duda un factor importante para luchar contra la desertización, no ha evitado sin embargo el debilitamiento de la red hidráulica. Los ríos permanentes que sobreviven se encuentran en la parte occidental de la ladera norte. Hasta los años ochenta estuvieron funcionando, si bien con régimen muy irregular, pero a partir de esos años se constató un descenso de los caudales en fuentes y barrancos, en consonancia con la disminución de la cuantía de las precipitaciones, descenso cada vez más pronunciado que provocó que algunos de ellos se agostaran durante el verano, especialmente en la zona oriental y central, o con escasos sobrantes tras las tomas para riego en los cursos de la zona noroeste. En la actualidad, los cultivos de huerta se reducen casi exclusivamente al ruedo de los núcleos rurales, y el paisaje del agua de la Sierra de los Filabres ha desaparecido prácticamente en su totalidad, quedando un conjunto de antiguos bancales y paratas, muchos abandonados y otros cubiertos por cultivos leñosos de muy baja productividad. La falta de mantenimiento de las paratas hace que los pequeños desmoronamientos se agranden y que se vaya perdiendo el suelo acumulado en las terrazas. El declive demográfico ha continuado, pero no de manera tan acusada como en los años comprendidos entre 1960 y 1981. Bacares en el 2015 desciende sus efectivos hasta los 278 habitantes, y Serón a los 2.167.

En la imagen del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea de 2010, en el Barranco de las Morcillas apenas son ya apreciables las huellas de las antiguas terrazas agrícolas y de los asentamientos de población. Las repoblaciones forestales aparecen ya maduras, con la notable excepción del cerro conocido como Calar de los Sapos, en el centro de la imagen, desforestado probablemente por un incendio. Son observables nuevas infraestructuras de defensa contra este riesgo, como un helipuerto y una balsa para la toma de agua, situado al este de la imagen.

Barranco de las Morcillas. Ortofotografia 2010. Plan Nacional de Ortofotografía Aérea

Barranco de las Morcillas. Ortofotografia 2010. Plan Nacional de Ortofotografía Aérea

Las altas cumbres han atraído el interés de científicos, y la Sierra de los Filabres no ha sido ajena a ello. En octubre de 1879 se inauguró la estación de enlace geodésico y astronómico realizado entre España y Argelia, bajo la dirección del general Ibáñez de Íbero por parte española y del coronel Perrier por parte francesa. Esta estación unió África con Europa mediante una doble triangulación con vértices en los montes Sabina y Filaoussen en Argelia, y Mulhacén y Tetica de Bacares en España, esta última cota localizada muy próxima a Calar Alto. En esa cota existe actualmente una estación repetidora de radio de gran importancia para las comunicaciones internacionales. Una de las infraestructuras científicas más importantes de Andalucía es el Centro Astronómico Hispano-Alemán (CAHA), conocido como Observatorio de Calar Alto. Está situado en la cumbre de la Sierra de Los Filabres, una meseta de 2.100 m de altura. Se trata de un centro de referencia internacional que hasta el 2005 pertenecía en exclusiva al Max-Planck-Institut für Astronomie y sólo se utilizaba un 10 % del tiempo de observación para los astrónomos españoles. Sin embargo, en 2005 se firmó un acuerdo por el cual el observatorio es operado conjuntamente por el Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC y el Max-Planck-Institut en una proporción del 50% cada uno, aunque está previsto que el socio alemán lo abandone el año 2018.

El observatorio tiene 3 telescopios: de 1,2 m, 3,5 m y 2,2 m, existiendo en el complejo otras dos cúpulas que alojan un telescopio de 1,5 m, que está operado por el Observatorio Astronómico Nacional de España, y un telescopio robótico operado por el Centro de Astrobiología INTA-CSIC. El telescopio de 3,5 m es el mayor telescopio emplazado en la Europa continental.

El lugar de emplazamiento fue propuesto inicialmente en 1970, e inaugurado oficialmente en julio de 1975 con la puesta en marcha del telescopio de 1,2 metros. Posteriormente se instalaron el resto de telescopios. Las excelentes condiciones para la observación de las estrellas, especialmente por las condiciones climáticas que permiten más de 180 noches de observación al año, han permitido la captura de colisiones de cometas, la emisión de gases expulsados por estrellas jóvenes, el seguimiento de planetas extrasolares, asteroides y numerosas investigaciones, muchas de ellas en colaboración con otras instituciones astronómicas o relacionadas con la exploración espacial.

Entre los proyectos de mayor proyección destaca "Cármenes", destinado a la búsqueda y estudio de exoplanetas, planetas que habitan soles pequeños y que podrían tener características similares a la Tierra. Desde 1995, año en que se descubrió el primer exoplaneta alrededor de una estrella como el Sol y las primeras enanas marrones, se han descubierto ya más de 500 planetas de este tipo, un planeta más o menos similar y con la misma masa que la Tierra, y se entiende como planeta habitable aquel que puede albergar agua líquida, y quizá vida, en su superficie. Sin embargo, la mayoría de ellos son inhóspitos, tienen temperaturas tan altas como las de las estrellas más frías u orbitan muy cerca de sus soles.

El proyecto Califa participa en la recopilación de datos en la teoría que señala una expansión acelerada del universo y acaba de culminar la tercera liberación de datos, que proporciona a la comunidad científica internacional una herramienta única para conocer la estructura y evolución de las galaxias.

Los telescopios de Calar Alto están a disposición de la comunidad científica, proporcionando datos para unos 125 proyectos de investigación al año. El centro también sirve como plataforma para el desarrollo de instrumentación de tecnología de vanguardia y, además, realiza una labor divulgativa. La competitividad científica del observatorio, dotado de instrumentos de última generación, supone un activo con un importante retorno industrial en empresas españolas y permite el empleo y formación de personal muy especializado.

En la imagen de la ortofotografía del PNOA de 2010 se observa cómo han ido creciendo el número de instalaciones relacionadas con las actividades científicas en Calar Alto. De oeste a este, como hijuelas de la carretera AL-4404 con Gérgal y la A-92 aparecen en primer lugar los talleres, más al sur la residencia de los astrónomos, los laboratorios y al este las cinco cúpulas que albergan a los telescopios.

Calar Alto. Ortofotografia 2010. Plan Nacional de Ortofotografía Aérea

Calar Alto. Ortofotografia 2010. Plan Nacional de Ortofotografía Aérea

Existen otras instalaciones menores que aprovechan las características topográficas de Calar Alto, entre ellas una estación de la Red Andaluza de Posicionamiento impulsada por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. La red de 22 antenas, que se inauguró en el año 2005, ha venido prestando desde entonces el servicio de correcciones diferenciales para posicionamiento de precisión centimétrica, servicio que es gratuito y de gran interés en materia de navegación y posicionamiento, e imprescindible para actividades como las obras públicas, las nuevas técnicas agrarias, la localización de las afecciones urbanísticas, medioambientales, etc. Precisamente Calar Alto ha sido la primera estación que se ha renovado con nuevos equipos en marzo de 2016 para ampliar los datos recibidos a las constelaciones satelitales GLONASS (Rusia) y en un futuro GALILEO (UE), ya que en la actualidad solo recibe y procesa datos GPS (EEUU). Todo ello permitirá mejorar la velocidad de acceso a los servicios de la red en tiempo real, así como la estabilidad de los mismos.

Estación de la RAP en Calar Alto y red de estaciones gestionadas por el IECA y por el IGN

Estación de la RAP en Calar Alto y red de estaciones gestionadas por el IECA y por el IGN

Detalle de la vertiente norte de la Sierra de Los Filabres. Valle del  Almanzora

Detalle de la vertiente norte de la Sierra de los Filabres. Valle del Almanzora. Serie ámbitos comarcales. Escala 1:50.000. 2008. Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía
http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/lineav2/web/

Bibliografía de referencia

Gómez Mendoza, J. y Mata Olmo, R. (2002). “Repoblación forestal y territorio (1940-1971). Marco doctrinal y estudio de la Sierra de los Filabres (Almería)”. Ería, 58, págs. 129-155.

Navarro Cerrillo, R. y Carreras Egaña, C. (2010). Los territorios del agua: Sierra de los Filabres. Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio
http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/servicios_generales/doc_tecnicos/2010/agua_domesticada/parte_2/EAD39.pdf

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