La Isla Mayor del Guadalquivir: de espacio natural despoblado a una de las zonas más productivas de arroz de Europa

Publicado el 13.enero.2015 por IECA y archivado en Cartografía
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Las Islas del Guadalquivir (Mayor, Menor, Mínima) constituían el último gran territorio despoblado de Andalucía, una frontera natural por conquistar. Su colonización no se inició -después de varias iniciativas fracasadas- hasta finalizar el primer tercio del siglo XX cuando lo hicieron posible la conjunción de varias circunstancias: los avances tecnológicos y la dominación de las grandes avenidas del río por su progresiva laminación gracias a la construcción de grandes embalses de regulación, junto con dos circunstancias históricas: la necesidad de abastecimiento de arroz que tenía el bando nacional al estar las zonas productoras en manos de la república, y la decisión de importar mano de obra valenciana, ya en las décadas de los cuarenta, procedentes de las zonas productoras de Valencia, que llevaron el peso de la transformación de estos territorios hostiles para el hombre.

Hace 5.000 años, aproximadamente 2.000 kilómetros cuadrados de territorio próximo a la desembocadura del rio Guadalquivir se encontraban sumergidos bajo un extenso mar. La potente deriva litoral del suroeste fue formando una flecha litoral (Punta del Malandar) que fue cerrando la amplia ensenada en la que desembocaba el Guadalquivir, pasando a convertirse en un entrante marino, paulatinamente más somero, al que los romanos llamaron Lago Ligustinus o Ligur. El progresivo relleno de éste por los arrastres del Guadalquivir dio lugar en su evolución a un espacio de transición marítimo-continental, es decir, un espacio de marismas en el que se alternaban láminas de agua, caños y canales junto con tierras fangosas, inundadas periódicamente por las mareas. En este proceso de colmatación, las superficies permanentemente sumergidas fueron cediendo terreno a espacios con menor tiempo de encharcamiento y éstos a otros permanentemente emergidos. De esa forma la marisma se fue convirtiendo en una tierra nueva, dominio de nadie, donde abundaban los recursos naturales necesarios para los habitantes de las poblaciones vecinas que se introducían en estas tierras para vivir de la pesca, la caza y la práctica ganadera.

El curso del rio transcurría por este territorio dividido en múltiples brazos y meandros, conformaba las llamadas Islas del Guadalquivir. En 1253 el rey Alfonso X concedió al Concejo de Sevilla la Isla Mayor, pasando los pastos a ser aprovechados por los vecinos de los pueblos próximos. Las extensas y desnudas llanuras marismeñas, desprovistas de abrigo, se fueron poblando de forma dispersa en las vetas (terreno algo más elevado que el resto de la llanura) de chozas y hatos de pastores y vaqueros que completaban su sustento con una agricultura ocasional. Esta actividad económica era muy precaria y se hacía en un entorno hostil, pues el Guadalquivir, con un caudal regular de 10 metros cúbicos por segundo, podía sobrepasar los 10.000 durante sus habituales crecidas inundando completamente la marisma y destruyendo su ganadería, caminos y chozos. Las únicas actuaciones importantes del hombre en este territorio estaban relacionadas con la mejora de las condiciones de navegabilidad del rio, y con las sucesivas cortas, para reducir el recorrido a la desembocadura desde los 120 kilómetros que había en 1794, a los 80 a los que se redujo en el siglo XX.

En el siglo XIX la Isla Mayor es comprada por el Marqués de Casa Riera, que obtenía beneficios por las obligaciones que imponía a los ganaderos que llevaban sus reses a los pastos marismeños, aunque la Isla Mayor llega al siglo XX prácticamente virgen. En 1926 la Compañía de las Islas del Guadalquivir, de capital inglés y suizo, con el apoyo de la corona, compra 25.000 ha al Marqués e inicia su proceso de transformación para el cultivo de algodón, cáñamo y arroz con el empleo de un importante despliegue de medios técnicos para conseguir desecar y desalar los suelos y procurar agua de riego. Se comenzó con la creación de pequeños poblados que facilitasen cobijo a la fuerza de trabajo: Dora o Colinas, Rincón de los Lirios, Alfonso XIII, El Puntal, Veta de la Palma y Reina Victoria; se construyeron 68 km de carreteras, 54 de ferrocarril de vía estrecha, 60 de línea telefónica y 27 de tendido eléctrico de alta tensión y muelles. Se inició el proceso de transformación agraria, poniendo en 1929 las primeras parcelas en cultivo. Sin embargo esta iniciativa fracasa, y las acciones pasan sucesivamente a propiedad de la Compañía Hispalense de la Valoración de las Marismas, y luego a ISMAGSA, a las que les tocaron vivir los convulsos años de la II República, y que tampoco alcanzaron el éxito en su empeño colonizador. Existen diversas tesis sobre la causa de estos fracasos. Hay quienes lo achacan a la naturaleza especulativa de estas iniciativas, mientras otros estudiosos defienden que el alcance de estas transformaciones tenía tal envergadura que necesariamente se necesitaba medidas de mayor escala, incluso a nivel de toda la Cuenca del Guadalquivir, que no estaban al alcance de las capacidades de estas sociedades.

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U.S. Army Map M581, escala 1:250.000, editado en 1944. Detalle de la hoja 69-1. Representación de la zona de las Islas del Guadalquivir  después de las primeras transformaciones de principios del XX, en la que se aprecia su ubicación como terrenos artificializados rodeados de zonas de marisma natural.

La definitiva transformación de Isla Mayor se inició por unas circunstancias históricas únicas: el apoyo decidido del nuevo régimen ante la imperiosa necesidad de abastecerse de arroz, ya que las zonas productoras de Valencia y Tarragona estaban en la zona republicana, y la inmigración de agricultores valencianos con hambre de tierras que importaron la cultura del cultivo de este cereal. La transformación fué básicamente una iniciativa privada: a partir de 1937, Rafael Beca Mateos, por encargo del general Queipo de Llano, compra las acciones de ISMAGSA y le da un nuevo impulso al cultivo ante la necesidad que tiene el bando nacional de abastecerse de este producto básico. En ese momento, el poblado de Alfonso XIII va centrando el poblamiento disperso de la Isla. Para completar la colonización de la marisma, que demanda una importante fuerza de trabajo, se instalan a cinco kilómetros al suroeste de dicho poblado un economato y una cantina que abastecen a los jornaleros de los arrozales. Así nace lo que se conocía como El Puntal, un poblamiento estacional, que luego se haría más estable hasta llegar a ser el centro económico y poblacional de las nuevas tierras colonizadas con el nombre de Villafranco del Guadalquivir.

La consolidación de la colonización de Isla Mayor en las décadas cuarenta y cincuenta

Tras las sucesivas experiencias frustradas en la década de los cuarenta y cincuenta se produce el proceso de transformación de las islas del Guadalquivir gracias al impulso de Rafael Beca, y al aliento del Régimen que en una primera etapa utiliza mano de obra integrada por prisioneros políticos y de guerra. Ante la envergadura del proyecto se ofrecen las nuevas tierras a aparceros valencianos, verdaderos pioneros que implantaban un cultivo que conocían sobradamente, a los que se le entregaban entre 10 y 12 has y a los que se añadieron miles de jornaleros procedentes de los municipios cercanos, contratados para la construcción de las infraestructuras necesarias para establecer el cultivo arrocero (caminos, diques, canales de drenaje, estaciones de bombeo, tendidos eléctricos, etc.) y que trabajaban en condiciones de vida muy penosas. La llegada de los valencianos continuó en la década de los 40 y de los 50, siendo especialmente alentada con el acceso a la propiedad de la tierra en buenas condiciones a partir de 1953, y por los buenos resultados obtenidos. El régimen favoreció este proceso colonizador, y el mismo Jefe del Estado visitó en dos ocasiones la Isla. Sin embargo el impulso de la iniciativa fue decididamente privado, gracias al empeño de la propiedad (Rafael Beca, y secundariamente la familia Escobar propietaria de Isla Mínima), y de los colonos valencianos, con la necesaria colaboración de una fuerza de trabajo de los jornaleros andaluces.

La siguiente imagen procede del Vuelo Americano, de la serie A, primer vuelo conocido de la Península Ibérica efectuado entre 1945 y 1946 y que ha sido dado a conocer recientemente gracias a su difusión por el Instituto Geográfico Nacional. El fotograma de febrero de 1946 muestra la parte central de Isla Mayor y la conocida como Isla Mínima. Ésta es resultado de la realización de la Corta de los Jerónimos, realizada en 1878 para reducir el recorrido navegable del Guadalquivir desde el puerto de Sevilla hasta su desembocadura. Pese a los años transcurridos de las obras de la corta, el Brazo de Los Jerónimos que dibuja el contorno de la Isla Mínima, aparece todavía inundado. El proceso de colonización de Isla Mínima es anterior a la de la Isla Mayor: en 1910, Luis de Olaso, propietario de 2.300 Has que formaban la Isla Mínima, solicita al Ministerio de Fomento la concesión de agua para poner una serie de hectáreas en riego, dejando el resto para aprovechamiento ganadero, construyéndose a orillas del río y al norte de la Isla, un poblado con este nombre.

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Vuelo Americano, Serie A. 1946.

La Isla Mayor aparece transformada solo en su parte norte, perviviendo en su parte central los lucios del Sapo y del Sapillo. Al oeste del Brazo de la Torre la Marisma Gallega de Aznalcázar aparece sin transformar. En el centro del fotograma se localiza el poblado de El Puntal, en donde en 1943 se había instalado una fábrica de papel a partir de la transformación de la cascara de arroz, germen de la que sería la principal población. Hasta aquí llegaba la carretera principal y de aquí salía la primera gran obra de drenaje: el colector de Casa Riera. La principal población entonces era el poblado de Alfonso XIII en torno al cual se observan unos terrenos con pequeñas parcelas reticulares ya cultivados de arroz. En sus proximidades confluía tres canales: el de los Pobres, Principal y San Isidro, que junto con la tomas de aguas del río en las casas-bombas de El Mármol constituían las infraestructuras básicas que habían hecho posible la implantación exitosa de arroz en la Isla Mayor.

En la ortofoto del Vuelo Americano de la serie B, de 1956-57, se muestra de una manera más nítida el contraste entre las superficies transformadas ocupadas por arrozales, y los terrenos aún no cultivados. Permanecen incultos la Marisma Gallega (al Este el Brazo de La Torre y los terrenos próximos al antiguo Lucio del Sapo, así como los terrenos ganaderos de Isla Mínima. La red de canales de riego se densifica y se amplían al sur de El Puntal, como los canales de Poniente, Isla Mínima, del Sur, así como los colectores Príncipe de Gales, de la Liza, del Toruño, que con la construcción de muros de defensa, casas-bomba, acequias y azarbes permiten la desecación, desalinización, defensa y riego de este territorio, que por estas fechas se acercan a los 6500 has de arrozal (1954). El uso intensivo de mano de obra obligaba a la construcción de nuevos poblados que permitiese el necesario alojamiento de la fuerza de trabajo como Queipo de Llano, al Sureste de la imagen. El Puntal se consolida como principal núcleo por su posición central, y constituyéndose como Entidad Local Menor dependiente del municipio de La Puebla del Río en el año 1953. En 1956 pasa a denominarse Villafranco del Guadalquivir en honor al dictador.

El crecimiento demográfico es notable. Según los nomenclátores de los censos de población, los habitantes de Isla Mayor pasan de 1.664 habitantes en 1940, a 3.404 en 1950 y 5.621 en 1960.

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Vuelo Americano, Serie B. 1956.

El fin del proceso de colonización y los efectos de la mecanización del arrozal

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Vuelo Interministerial 1977.

Del Vuelo Interministerial de 1977 procede esta imagen que muestra un proceso de colonización prácticamente concluido: toda Isla Mayor e Isla Mínima, con la excepción de un pequeño sector al norte próximo a la Dehesa de Abajo, aparece transformada y ocupada por parcelas de arroz más o menos regulares.Este cultivo incluso ocupa los terrenos de los antiguos cauces de la Corta de Los Jerónimos, y del Brazo de la Torre, y se extiende por la orilla izquierda del Guadalquivir (Los Palacios) en la Isla Menor y por las antiguas Marismas Gallega (Aznalcázar), ahora protegida por un nuevo muro de defensa, que se convierte en la nueva frontera a colonizar, dado que el sur de Isla Mayor, en la zona de Veta de la Palma -que no aparece en esta imagen- presentaba más problemas por su cercanía al recientemente creado en 1969 Parque Nacional de Doñana. La última gran obra para mejorar la navegabilidad del Guadalquivir, la Corta de Los Olivillos, efectuada en 1971, aparece en el extremo nororiental de la imagen.

Quizás el hecho más significativo de esta década es la expulsión demográfica que supuso la mecanización de las tareas agrícolas en los arrozales a partir de 1970 que provoca una crisis social y un claro declive demográfico, ya que supuso la expulsión de miles de jornaleros, y el abandono de los pequeños poblados y del diseminado en casas y cortijos. Isla Mínima, Queipo de Llano y Reina Victoria prácticamente se deshabitan.

Así pues del Nomenclátor de 1981 desaparecen los poblados de Isla Mínima (123 habitantes en el Nomenclátor de 1970), Queipo de Llano ( 573), Coto Regable (331), Colonia Vicente Ferrer (308), mientras que Alfonso XIII pasa de 1058 a 675 habitantes. Solo Villafranco sube de población de 3.885 a 4.709 habitantes. Curiosamente en esta imagen aparece un nuevo núcleo de población localizado en el centro de Isla Mínima, Escobar, creado en 1965 por su propietario José Escobar, para residencia de aparceros.

La trascendencia del sector arrocero. El valor ambiental y paisajístico de las Islas del Guadalquivir

Hoy día el arrozal que se cultiva en las islas del Guadalquivir es una referencia por su productividad, por alto grado de mecanización y las nuevas tecnologías utilizadas para optimizar los recursos. Aunque para algunos destaca por su aceptable integración con los espacios naturales próximos, existen amplios debates sobre su sostenibilidad en relación al elevado consumo de recursos hídricos y a la contaminación difusa que provoca. La mayor parte de las 35.000 ha dedicadas al arrozal en la provincia se encuentra en las Islas o en su entorno próximo, con unos rendimientos próximos a los 8.500-10.000 kg/ha que la convierten en la principal zona arrocera de España y una de las más productivas de Europa, al que está ligado un potente sector empresarial vinculado tanto a la producción, como a la transformación y comercialización. Es destacable además de que esta iniciativa es fundamentalmente privada, organizada en 9 comunidades de regantes y en grandes cooperativas para el secado y almacenaje del grano, entre ellas la cooperativa arrocera de mayor tamaño de Europa: Arrozúa.

En la imágenes procedentes de las ortofotografías de 2008 y 2010 de la Junta de Andalucía se observan respecto a las anteriores un aumento de la superficie media de la parcela (20-30 has) que es consecuencia de la progresiva concentración de la propiedad, y de los avances tecnológicos para conseguir el máximo aprovechamiento de los recursos hídricos gracias a la utilización de modernas técnicas de corrección topográfica que persiguen conseguir la máxima homogeneidad de la lámina de agua, evitar pérdidas y obtener la eficiencia en la gestión de los recursos hídricos para bajar el consumo a dotaciones entre 8000 y11.000 m3/ha/año.

El cultivo sin embargo está muy condicionado por la disponibilidad de agua en la cuenca del Guadalquivir, ya que los recursos para los riegos proceden (salvo en algunas grandes propiedades) de las tomas del estuario del Guadalquivir, y requieren unas condiciones de salinidad óptimas procuradas por los desembalses estivales de las grandes presas reguladoras de la cuenca, por lo que en los años de sequía que no se han contado con recursos suficientes para la campaña de riegos se han tenido que dejar de cultivar una parte importante de las tablas de arroz. Así la falta de agua de la campaña del año 1994/1995 produjo la reducción de un 80 % de la superficie cultivada, sin que exista una alternativa al cultivo de arroz por las características del suelo (ver imágenes Landsat de julio de 1995 en comparación a la de un año normal, julio de 2004). Al monocultivo de arroz está asociado la explotación de una actividad complementaria: la derivada de la pesca y procesamiento de 3000 tm del cangrejo americano, especie introducida accidentalmente y cuyos daños en el cultivo son parcialmente compensados por su aprovechamiento. Se pesca desde 1979, siendo España una de las tres primeras productoras de cangrejo del mundo, la mayor parte de ellos exportados y procesados en el Bajo Guadalquivir. En esta zona se alcanzan productividades de hasta 1.100 kg/ha.

Es importante destacar la complementariedad de este territorio con los espacios naturales de su entorno, y especialmente del Parque Nacional de Doñana, ya que las antiguas Islas del Guadalquivir son área de campeo y alimentación de cientos de miles de aves acuáticas, tanto de las invernantes, como en verano, cuando falta el agua y la alimentación en Doñana y convierten a los arrozales en su principal suministro alimenticio. Este papel ambiental se ha visto reforzado a partir de 1998 tras la rotura de la balsa de residuos de Aznalcóllar, que vertió 6 millones de toneladas de lodos tóxicos y aguas ácidas detenidas poco antes de entrar en el Parque Nacional en el espacio de entremuros del Brazo de la Torre. La restauración ambiental de este espacio, incluido en el Parque Natural de Entorno de Doñana, ha facilitado que se abandonen los antiguos cultivos aquí implantados, y su conversión en una zona húmeda con una gran biodiversidad, que se complementa con las casi 4.000 ha de explotaciones acuícolas extensivas de Veta La Palma, espacio emblemático en el que convive la explotación de camarones y peces, con la observación de avifauna de zonas húmedas.

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Mosaico Imagen Landsat Thematic Mapper de julio de 1995, una de los años más secos del siglo XX. Destaca el predominio de arrozales sin cultivar por falta de recursos hídricos, excepto los dependientes de acuíferos del sector noroccidental de la imagen.

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Mosaico Imagen Landsat Thematic Mapper de julio de 2004. El verde intenso corresponde a los arrozales.

El carácter único de este espacio, hoy fuente de inspiración para cineastas, fotógrafos y otros artistas, es resaltado por sus valores paisajísticos únicos. Es un territorio donde lo natural convive con los profundos cambios que se operan a lo largo de un año agrícola, como muestra las dos imágenes adjuntas. En invierno se produce una inundación natural de las parcelas por las lluvias. La preparación de las tierras a principios de primavera antecede a la inundación de mayo para la siembra, que se realiza por medios aéreos. En junio, con el arroz nacido, se “seca” la parcela para facilitar los tratamientos herbicidas; a continuación se riega hasta octubre cuando se desagua la parcela y se procede a la cosecha. Todo este cambiante trajín de colores y texturas se sucede en un escenario absolutamente plano, solo roto por los muros de defensa y terraplenes, por las hileras arboladas que acompañan a los cursos fluviales, y por las manchas blancas del caserío, los molinos y secaderos de arroz que parecen flotar sobre las tablas inundadas. Han aparecido recientemente algunos nuevos elementos distorsionantes, muy escasos, como las dos grandes parcelas al norte de Isla Mayor dedicados a las energías alternativas, o el aeródromo situado al sur de esta población.

Sobre el sistema de asentamientos, los antiguos poblados se han abandonado, salvo Alfonso XIII, o se han reconvertido para alojamiento turístico, como ha sucedido con Escobar o Isla Mínima, ésta dotada ahora con un muelle en el río para favorecer estas actividades. Isla Mayor, que en el 2013 alcanzó los 5.948 habitantes, se ha consolidado, adquiriendo nuevas funciones: a partir de 1985 se inició expediente de segregación del Ayuntamiento de Puebla del Río, de la que conseguiría su independencia municipal el 24 de junio de 1994. El topónimo de Villafranco fue cambiado por votación popular pasando a denominarse como en la actualidad, Isla Mayor, desde el año 2000.

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Ortofotografía PNOA 2008.

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Ortofotografía PNOA 2010.

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Detalle del mapa del Espacio Natural de Doñana, 1:75.000. Tercera edición (2011) Coeditado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía

Descargable en: http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/ieagen/catalogo/cartografia/descargas/PPN_Donana.pdf

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