Cartografía urbana de Andalucía: Sevilla 1788
Años después de la realización del primer plano de Sevilla en 1771 por mandato de Pablo de Olavide, en 1788 se edita esta versión de Tomás López. Casi a la misma escala que su modelo, repite básicamente la representación de la ciudad, con la novedad de incorporar el arrabal de Triana en la margen derecha del Guadalquivir, así como otras “obras nuevas realizadas después la riada de 1783”. Su ejecución obedece a la Real Cédula de 1769 de Carlos III que ordenaba dividir la ciudad en cinco cuarteles, cuatro del casco y uno para Triana, subdivididos en ocho barrios y estos en manzanas, rotulándose las calles y numerándose casas y edificios, de manera que, por primera vez, la ciudad quedaba registrada en su totalidad.
Como en tantas vistas de Sevilla, la urbe se traza apoyada en el cauce del Guadalquivir, respondiendo a la estrecha relación entre ciudad y río. La rotunda presencia del Guadalquivir al pie del grabado (oeste cardinal) contrasta con el dibujo en la parte superior del arroyo Tagarete, que abraza la ciudad por el este y se une al Guadalquivir junto a la Torre del Oro. Entre ambos cauces se dispone el recinto amurallado, definido como un apretado puzle de manzanas trazadas a partir del minucioso reconocimiento de su perímetro, con un rigor formal que permite reconocer aun hoy en el entramado del casco histórico la ciudad recogida en este plano. El viario se configura como estrechas calles y acotadas plazas, entre las que destaca la Alameda, único espacio público intramuros de cierta escala, tendida sobre un antiguo brazo del río desecado. Las manzanas se muestran como un sólido completo punteado, sin reflejar los vacíos interiores de patios, corrales, jardines y huertas, dificultando imaginar lo porosa que sería la trama urbana en esas fechas y definiéndose solo las huertas que asoman al espacio público.
Plano Geométrico de la Ciudad de Sevilla
Tomás López de Vargas y Machuca, Francisco Manuel Coelho, Joseph Amat, Ginés de San Martín. Madrid, Tomás López, 1788.
Grabado calcográfico en seis hojas, 87,5 x 140 cm. Escala [ca. 1:2.700].
Real Academia de la Historia, Madrid, C-009-123
https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/prodCartografia/cartoteca/galeria/sevilla1788.htm
El plano se matiza con una idea de perspectiva mediante el distinto grosor de las líneas perimetrales de las manzanas y una mayor densidad en los puntos del relleno, a modo de sombras arrojadas. En la uniformidad de este dibujo, además, se significan más de 150 edificios con alzados abatidos generando una visión de perspectiva arquitectónica, en su mayoría edificaciones religiosas, pero también algunos civiles de muy distinta índole e incluso fábricas y algunas incipientes infraestructuras como el denominado “puente nuevo” de Triana, el del Tagarete, muelles, malecones y los Caños de Carmona.
En la periferia extramuros se perfilan barrios y arrabales, desde la Macarena y San Roque, al norte y este, a los Humeros, Cestería, Carretería, en el Arenal, y Triana, en la orilla opuesta. En el cinturón periférico se consignan asimismo los terrenos sin edificar de huertas, prados, como el de Santa Justa, y las pequeñas elevaciones cerca del Tagarete. Muchos de los topónimos del plano permanecen en la ciudad de hoy, del mismo modo que la forma de la urbe representada en esta imagen ha llegado hasta la actualidad.
La superposición de este documento sobre la planimetría actual evidencia la desviación, de unos 25 grados a oriente, del norte del plano, mientras pone también de manifiesto su deformación geométrica respecto a la realidad, sobre todo en la zona norte del casco. Pero más allá de estas distorsiones, sorprende la precisión del trazado en la forma de las manzanas, calles y otros elementos que han llegado hasta el presente, al igual que sucede con los arrabales absorbidos actualmente en el caserío y caminos de huertas consolidados como calles, mientras muchos de los edificios que aquí se destacaban conforman hoy buena parte del patrimonio protegido.