La estadística y la cartografía en las epidemias históricas acaecidas sobre Andalucía
La dinámica histórica de la población ha estado marcada hasta tiempos recientes por retrocesos y recuperaciones bruscas. Las crisis de subsistencias y las consecuentes hambrunas, guerras y, especialmente, las epidemias son calamidades recurrentes que han desempeñado un dramático papel en el comportamiento demográfico y que explican buena parte de la evolución de la población hasta la mitad del siglo XX.
Por sí solas o combinadas con las crisis agrarias, las grandes epidemias que se suceden desde la Baja Edad Media al siglo XX supusieron pérdidas humanas de gran magnitud. Especialmente virulentas fueron las epidemias de la llamada peste negra de 1348, la peste de la mitad del siglo XVII o la llamada fiebre amarilla de comienzos del siglo XIX.
Evolución de las tasas de natalidad y mortalidad. 1858-2002
Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía
Epidemias del siglo XVII
Durante el siglo XVII tres grandes epidemias recorrieron los reinos andaluces. La de 1649 afectó particularmente a Sevilla, donde se calcula que hubo decenas de miles de víctimas. La ciudad no recuperaría el volumen de población previo a la peste hasta comienzos del siglo XX.
Epidemias del siglo XVII
Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía
La limitación de movimientos de las personas para luchar contra las epidemias es una medida preventiva recurrente. En el pasaporte sanitario a favor de Esteban de Villa Saballos que data de 1679, se asegura y da "fe y verdadero testimonio" de que la ciudad de Sevilla está libre de la epidemia de la peste, y concede autorización a esta persona para entrar en la ciudad de Granada desde Sevilla.
Pasaporte sanitario a favor de Esteban de Villa Saballos 1679
Archivo Municipal de Granada
Epidemia de fiebre amarilla de 1800
La más catastrófica epidemia de fiebre amarilla que se conoce entró en el año 1800 en Andalucía por Cádiz. El agente causal fue un virus, transmitido por un mosquito que llegaba a la península en los barcos que arribaban a puerto. Desde el mes de agosto comenzó a detectarse en la ciudad una fuerte epidemia, que se extendió a otras poblaciones.
Por medio de una Real Orden de 5 de septiembre de 1800, el Supremo Consejo de Castilla ordenó que se le remitieran informes de la incidencia que había tenido la epidemia, distinguiendo por sexos y edades. En consecuencia, el Ayuntamiento de Cádiz pidió a los Señores Curas que le remitieran nota de dicha incidencia en sus respectivas Parroquias.
El documento que se muestra recoge estas notas e informes sobre los estados en las diferentes Parroquias de la ciudad de Cádiz y está abierto por la "Nota de los que han fallecido en la Feligresía de San Lorenzo de esta Ciudad de Cádiz en todo el mes de agosto de este año de 1800 durante la Epidemia con expresión de sus nombres, naturalezas, edad, estado, vecindad, total diario y total general".
Libro sobre la epidemia de 1800
Archivo Municipal de Cádiz
Según los informes y notas remitidos por las diferentes Parroquias de la ciudad, fueron 7.387 los fallecidos, 5.810 varones y 1.577 hembras. Además, hubo también 1.128 en el Hospital de la segunda aguada relativos al Departamento de la Real Isla de León, actual San Fernando, Arsenal de la Carraca, Buques armados y Ejército acantonado.
La ciudad de Málaga de principios del siglo XIX también presentaba unas condiciones propicias para el asentamiento de esta enfermedad por el fuerte tráfico mercantil de su puerto, su infraestructura urbana y la debilidad de sus habitantes por una crisis de subsistencias. La temperatura idónea (julio-agosto) fue otro factor favorable para la pervivencia de los mosquitos portadores del virus.
Las presiones de las naciones que comerciaban con España, durante la presencia de la epidemia y sobre todo antes de su asentamiento, para que no se cumpliese la normativa sanitaria fue la causa de la entrada y permanencia del virus en Málaga y no en otro puerto con similar ecosistema. También los comerciantes malagueños lucharían contra los organismos sanitarios para defender sus intereses mercantiles. Al fin, el cierre del puerto de Málaga tuvo una repercusión no sólo local, sino también en el resto de la Península Ibérica, amenazada por el hambre.
Se calcula que la epidemia de fiebre amarilla causó más de once mil muertos en la ciudad de Málaga en los veranos de 1803 y 1804, un tercio de su población.
Plano de la Ciudad y el Puerto de Málaga : anotados con estrellas y números los sitios donde principiaron las epidemias. 1805
Archivo Municipal de Málaga
La gripe de 1918
Ya bien entrado el siglo XX, la gripe de 1918 castigó con mayor mortalidad a niños y adultos jóvenes. Los registros de defunciones de aquel año muestran que en Andalucía hubo 36.500 muertes más que el año anterior. Por provincias, el mayor incremento se produjo en Almería.
Incremento de las defunciones por provincias en 1918 respecto al año anterior
Evolución histórica de la población de Andalucía
En referencia a las epidémias que afectaron al reino de Córdoba en el siglo XVII se echa de menos en el mapa la población de Palma del Río, que sin duda alguna es el municipio mejor estudiado en este sentido, gracias a los rigurosos trabajos de Rosa María García Naranjo y Juan Antonio Egea Aranda.