Paneles de Andalucía


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Población Andaluza

La población de Andalucía ha mantenido un crecimiento continuado desde hace dos siglos, aunque la intensidad no ha sido la misma en todo el periodo. El primer tercio del siglo XX es, sin duda, el periodo demográficamente más dinámico de los dos últimos siglos. De 1910 a 1940, Andalucía crece a ritmos cercanos o superiores al 10 por mil. La guerra civil producirá una profunda inflexión de esta tendencia de crecimiento, que se irá reduciendo paulatinamente entre los años 40 y 60. Esta tendencia cambia en los 70, cuando se produce al fin una recuperación del crecimiento. Todo esto ha hecho que el peso demográfico de Andalucía en España haya fluctuado en torno al 20%, llegando al punto histórico más bajo en el padrón de 1975. Actualmente este porcentaje ronda el 18%. La pirámide de 1900 se caracteriza fundamentalmente por una base ancha a consecuencia de la alta natalidad y por un rápido estrechamiento de la pirámide debido a la alta mortalidad de la época, que ocasiona pocas irregularidades en esta estructura. El tiempo va haciendo mella en las distintas pirámides, la paulatina reducción de la mortalidad y de la fecundidad implican unas pirámides cada vez más estrechas en su base y más ancha en la cúspide. Cualquier evento demográfico que produzca un efecto en la estructura de la población producirá una mella en la pirámide que perdurará mientras existan generaciones que hayan sufrido ese hecho. Así se observa cómo la Guerra Civil provocó una reducción de los nacidos en la segunda mitad de los años 30, lo cual se queda reflejado en la pirámide de 1940, pero también se aprecia en la pirámide de 2005. La Demografía también abarca aspectos más cualitativos como es el estudio de los nombres. De este modo se pueden observar las distintas modas existentes en los nombres que llevan los andaluces. A primero de siglo los nombres más frecuentes eran MARÍA y ANTONIO, mientras que hoy día los nombres más comunes entre los recién nacidos son LUCÍA y ALEJANDRO.

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Mortalidad andaluza

De todos los procesos ocurridos durante el siglo XX, el descenso de la mortalidad es, sin duda, uno de los más trascendentales y el que más ha influido sobre nuestra sociedad. El camino de Andalucía en este trayecto, aunque con características propias, no ha sido muy diferente al que han seguido otros países y regiones de su entorno, mostrando un aumento continuo de la esperanza de vida, que se ha visto duplicada desde comienzos del siglo pasado a la actualidad, sin olvidar los momentos de crisis correspondientes a la epidemia de gripe de 1918 y la guerra civil española. Por otra parte, se advierte un creciente distanciamiento entre la esperanza de vida de las mujeres y la de los hombres. A principios del siglo pasado esta diferencia rondaba los dos años, mientras que actualmente es cercana a los siete. Otro hecho importante es la reducción significativa de la mortalidad infantil a lo largo del siglo XX, exceptuando los periodos de crisis antes mencionados. Partiendo de un valor medio de 180 defunciones por 1.000 nacimientos en la primera década del siglo pasado, se ha llegado a valores inferiores a 5 en la actualidad. En el caso de la mortalidad, no existe ningún patrón semanal de distribución de forma que primen unos días sobre otros, tal como ocurre con la natalidad y la nupcialidad. No obstante, sí existen fluctuaciones mensuales: las defunciones se producen mucho más frecuentemente en los meses de invierno debido a las condiciones climáticas.

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Fecundidad y nupcialidad en Andalucía

En Andalucía a principios de siglo el número medio de hijos por mujer alcanzaba valores claramente superiores a 4 y en el año 1975 aún mantenía valores muy altos de 3,2 hijos por mujer, pero ya se mostraban síntomas del rápido hundimiento de la fecundidad que se produciría en la segunda parte de los años setenta. Lo que caracteriza a la evolución andaluza, igual que a la de España, es la rapidez con la que este modelo de baja fecundidad se ha instaurado. De hecho, en poco más de 20 años Andalucía ha pasado de ser una de las regiones europeas con más nacimientos a estar en el grupo de las más bajas. Tanto es así que en 1998 se alcanzó el valor mínimo de 1,28 hijos por mujer, observándose una ligera recuperación en los últimos años. Otra consecuencia de la disminución del nivel de fecundidad es el aumento de la edad media al nacimiento de los hijos. Si se considera el orden del nacido se observa cómo han disminuido principalmente los órdenes mayores (tercer y más), indicándose por tanto que el descenso de la fecundidad se ha producido a expensas de los nacimientos de orden superior y sólo en menor medida del primer nacido. La fecundidad ha estado tradicionalmente asociada a la nupcialidad, ya que sólo se concebía el nacimiento dentro del matrimonio. Esta mentalidad ha ido cambiando y actualmente en Andalucía uno de cada cinco niños nace fuera del matrimonio. Aún así es importante el estudio del matrimonio por lo que ello influye aún en la fecundidad. Se observa también desde los años 70 una progresiva disminución del número de matrimonios celebrados y un aumento en la edad a la celebración de éstos, que coincide con la cada vez mayor edad a la maternidad. Gracias a la disponibilidad de los datos de estos dos fenómenos por día de ocurrencia es posible estudiar la estacionalidad diaria de los mismos. Así se observa cómo los andaluces han cambiado su preferencia sobre el día de la semana en el que celebran su boda, que ha pasado del domingo al sábado o incluso al viernes. También llama la atención los nacimientos diarios, donde se observa una disminución de los mismos los fines de semana.

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Las Migraciones

La migración ha sido un evento demográfico muy importante en Andalucía y puede estudiarse a través de la evolución del saldo migratorio (inmigrantes menos emigrantes). Andalucía ha sido tradicionalmente tierra de emigrantes ya que su saldo migratorio ha sido fuertemente negativo hasta la mitad de los años setenta. Entre 1961 y 1975, las salidas netas sumaron más de un millón de personas en una población algo inferior a los seis millones de habitantes. El destino de estos movimientos se dirigía hasta 1984 fundamentalmente hacia el resto de España, pero a partir de esta fecha los movimientos de emigración dentro de la misma provincia superan a las salidas al resto de la península. Puede hablarse de un cambio en el modelo migratorio en el que disminuyen los movimientos a larga distancia y aumentan los flujos migratorios a las áreas limítrofes. Se observa que la mayoría de los extranjeros se concentra fundamentalmente en las zonas costeras. Esto tiene una explicación desde el punto de vista turístico, ya que son muchos los extranjeros de la Unión Europea de los 15, con una estructura de población en la que predominan las edades más altas, los que se instalan en la costa andaluza buscando el sol, la playa y el descanso. El resto de nacionalidades, con una estructura mucho más joven, también se concentra en las mismas áreas geográficas, pero en este caso la explicación se debe buscar en razones de trabajo, pues la ocupación principal de esta población extranjera es el sector servicios y, dentro de él, la hostelería.

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El futuro de la población de Andalucía

A la Demografía también le interesa conocer qué ocurrirá con la población en los próximos años ya que es necesario planificar las actuaciones políticas, de infraestructura educativa o la ordenación del territorio (carreteras, construcción de viviendas, etc.). Todo ello lleva a la Demografía a estudiar lo que se denominan las proyecciones de población. Para elaborarlas se hacen una serie de supuestos sobre el comportamiento que tendrán los principales indicadores demográficos: la fecundidad, la mortalidad y las migraciones. Es lo que se denominan los escenarios. Según los distintos escenarios, la población andaluza seguiría creciendo debido al potencial de población actual, pero a partir de 2013 empezaría a disminuir progresivamente. La proyección de las pirámides de población muestra un hecho característico. La evolución del número de mayores y niños (envejecimiento de la población) hace que las pirámides de población del futuro pierdan la forma que les dio su nombre para parecerse cada vez más a una colmena en vez de a una pirámide. Si se observan las proyecciones según grupos de edad se comprueba el aumento que experimentarán los mayores de 65 años, disminuyendo la proporción de jóvenes. Según las proyecciones se observa un aumento del número de niños entre 0 y 5 años en torno al año 2010.