Documentación Histórica de Córdoba



1982. Reproducción facsímil de: Censo de población de las provincias y partidos de la Corona de Castilla en el siglo XVI con varios apéndices para completar la del resto de la península en el mismo siglo, y formar juicio comparativo con la del anterior y siguiente, según resulta de los libros y registros que se custodian en el Real Archivo de Simancas. Por Tomás González, Maestrescuela de la Iglesia Catedral de Plasencia. Madrid en la Imprenta Real. Año de 1829

Biblioteca del Instituto de Estadística de Andalucía

El libro expuesto es una reproducción facsímil realizada en el año 1982 por el Instituto Nacional de Estadística del original del archivero de Simancas y canónigo maestrescuela de S.I. Catedral de Plasencia, D. Tomás González Hernández, e impreso en el año 1829 por la Imprenta Real.

La obra se basa en el Censo de la Corona de Castilla de finales del siglo XVI, conocido como "Censo de los Millones" ya que se realizó con una finalidad claramente fiscal, el cobro de un impuesto extraordinario de ocho millones de ducados.

D. Tomás González, después de un largo y laborioso trabajo entre los papeles del Archivo de Simancas, que había sido saqueado por las tropas francesas en los primeros años del siglo XIX, añadió a dicho censo nuevas cifras y datos con la intención de ofrecer una visión completa de la población de todo el reino español a finales del siglo XVI.

La página que se muestra contiene los datos de población de la provincia de Córdoba ofrecidos en la primera parte de esta obra, un copiado de los datos del "Libro del repartimiento que se hizo de los ocho millones (de Donativo) en virtud de las averiguaciones que se hicieron de las vecindades del Reino en el año de 1591 para desde el año 1594 en adelante, el cual se custodia en el Real Archivo de Simancas...".

1753. Libro vecindario de Córdoba del Catastro del Marqués de la Ensenada.

Archivo Histórico Provincial de Córdoba

El Catastro de Ensenada responde a un intento ilustrado de racionalizar la Hacienda castellana del Antiguo Régimen, sustituyendo las llamadas Rentas provinciales (alcabalas, cientos, millones, servicio, tercias, fiel medidor) por una Única Contribución. Su impulsor, el Marqués de la Ensenada, ministro de Fernando VI, tomaba para ello como ejemplo el modelo fiscal impuesto en Cataluña tras la Guerra de la Sucesión.

Aprobadas por Real Decreto de 10 de octubre de 1749, las instrucciones del Catastro serán aplicadas en las provincias por los intendentes, asistidos en cada pueblo por las "audiencias" o grupos de personas cualificadas para ello.

Dentro de la producción documental del Catastro, los vecindarios -también llamados libros de familias o libros de los cabezas de casa- resumen los datos demográficos recogidos en los memoriales que cada sujeto catastral debía cumplimentar. Dichos datos, más o menos prolijos según provincias, comprendían el nombre, edad y empleo del cabeza de casa y, con menor frecuencia, los de los restantes miembros de la familia.

1752-1753. Catastro del Marqués de la Ensenada. Libro maestro de todos los efectos, tratos y granjerías pertenecientes a vecinos seculares y exclaustrados de esta ciudad. Hacienda de seglares. Forasteros hacendados

Archivo Municipal de Córdoba

Resultado de la gran producción documental del Catastro del Marqués de la Ensenada son también los libros de lo raíz, de lo real o maestro. Toda la información contenida en los memoriales, salvo la demográfica, se pasaba a estos libros de manera ordenada y con los datos resultantes de la declaración y de la comprobación o verificación. Se debían hacer dos libros diferentes, uno para legos y otro para eclesiásticos. En estos libros se registraban todos los vecinos que tuvieran bienes y también los forasteros que tuviesen bienes, rentas o derechos.

El documento expuesto es una copia de uno de estos libros y recoge la cuantificación e identificación de las propiedades de los forasteros hacendados en la ciudad de Córdoba.

1863. Censo de la población de España según recuento de 25 diciembre de 1860.

Archivo de la Diputación Provincial de Córdoba

El General Ramón María Narváez y Campos, presidente del Consejo de Ministros del gobierno de Isabel II, firma en 1856 un Decreto por el que se crea la Comisión Estadística General del Reino. El 21 de abril de 1857 esta Comisión pasa a llamarse Junta de Estadística. La primera tarea de este organismo fue la elaboración del Censo de población de 1857, que se publicó un año después. La poca fiabilidad de las cifras obtenida fue ya advertida por los propios responsables de este Censo desde el momento de su publicación, hecho que llevó a la realización de uno nuevo tan sólo dos años después, en 1860.

El Censo de la población de España formado por la Junta General Estadística según el empadronamiento general del 25 de diciembre de 1860 fue publicado en 1863 y, según se recoge en su propia introducción, hasta entonces "ningún censo ha llegado a la exactitud que cabe en esta clase de documentos". Este Censo "rectifica y mejora el de 1857 y es más extenso y completo ya que contiene mayor número de datos estadísticos y apreciaciones".

El documento se expone abierto por los datos de la provincia de Córdoba y ofrece información acerca de la naturaleza de las personas, diferenciando entre nacionales y extranjeros, bien sean transeúntes o establecidos, sexo, estado civil, tramos de edad y alfabetización.

1639. Padrón domiciliario de San Nicolás de la Villa.

Archivo Municipal de Córdoba

El rey Fernando III conquistó Córdoba en el año 1236 según las líneas generales del proceso de la Conquista cristiana, de modo que la población musulmana de la ciudad se vio obligada a abandonarla y Córdoba, al igual que otras ciudades andaluzas, se convierte un una isla cristiana rodeada de una zona rural de mayoría musulmana.

El fuero de Córdoba, otorgado en 1241 por Fernando III "El Santo" a la ciudad, la organizaba en una serie de colaciones o barrios que eran unas divisiones administrativas cuyo centro era la Iglesia. Concretamente se crearon 14 colaciones centradas en el mismo número de iglesias parroquiales, cuyas advocaciones dieron nombre a los barrios de la ciudad. A estas iglesias que se crearon tras la conquista cristiana de la ciudad y algunas de las cuales al principio sólo eran antiguas mezquitas reconvertidas al culto cristiano, se les conoce con el nombre de Iglesias Fernandinas De estas iglesias se fundaron siete en la villa (Santa María, San Nicolás de la Villa, San Juan, Omnium Sanctorum, San Miguel, San Salvador y Santo Domingo de Silos) y otras siete en la Ajerquía (San Nicolás de la Ajerquía, Santiago, Santa Marina, San Pedro, San Andrés, San Lorenzo y la Magdalena).

El documento que se expone es un padrón domiciliario del año 1639 de la Parroquia de San Nicolás de la Villa, que se llamó así para diferenciarse de la que se situaba en el barrio de San Nicolás de la Ajerquía.

1790. Padrón de la mitad de la Colación de Santa Marina, hecho por Don Lorenzo Romero y Caballero Jurado del Ayuntamiento.

Archivo Municipal de Córdoba

La Colación de Santa Marina se creó también tras la conquista de Córdoba por Fernando III "El Santo" y con el ya citado fuero de Córdoba, otorgado en 1241 por ese mismo rey a la ciudad. El padrón expuesto corresponde a la mitad de esta colación y data ya del año 1790.

Los padrones domiciliarios constituyen una fuente documental fundamental para la realización de estudios demográficos ya que describen las casas de cada parroquia o de una parte y suelen aportar datos muy variados: nombre de las calles y el número de personas que habitan las casas, nombre, edad, estado civil, oficio, número de hijos y sus nombres y edades, si las casas disponían de cuadra o caballeriza, etc.

1936. Resúmenes numéricos provinciales de empadronamiento, diciembre 1936.

Archivo Histórico Provincial de Córdoba

El Estatuto municipal de 8 de marzo de 1924 y el Reglamento sobre población y términos municipales del mismo año establecieron nuevas normas de formación del padrón de habitantes, de las que el primer exponente iba a ser el formado en diciembre de 1924 en todos los municipios de España.

En la Real Orden de 14 de noviembre de 1924, donde se inserta la Instrucción para llevarlo a cabo, se menciona expresamente la obligación por parte de cada Ayuntamiento de entregar un resumen numérico de dicho padrón en la Sección Provincial de Estadística.

A través de los ejemplos escogidos, y tomando como base la situación unos años antes de la Guerra Civil, podemos observar la evolución demográfica de la provincia de Córdoba al final del primer año de la contienda.

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Nacimientos

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Abortos (muertos antes de las 24 horas)

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Defunciones


1920. Movimiento natural de la población. Estados auxiliares mensuales y anuales.


Archivo Histórico Provincial de Córdoba

La creación del Instituto Geográfico en 1870, más tarde llamado Instituto Geográfico y Estadístico y transformado en una Dirección General dentro del Ministerio de Fomento, iba a dar un impulso definitivo a la Estadística oficial del país, cuya formación y publicación quedará regulada por el Real Decreto de 1 de octubre de 1901.

Un año más tarde otro real decreto dispondrá la forma en que se llevarán a cabo las estadísticas municipales de los Ayuntamientos de 30.000 o más habitantes y de las capitales de provincia, recogiendo específicamente todos los aspectos que tal estadística debía abarcar, entre los que ocupaban un lugar destacado los datos referentes al movimiento natural de la población. También se incide de manera especial en la importancia de dar publicidad a las estadísticas bien en el Boletín Municipal, o en su defecto en el oficial de la provincia.

En la mente del legislador, la publicación de los datos estadísticos debía ocupar un lugar preferente porque años después, en 1909, insiste en la creación de un Boletín de Estadística demográfica-sanitaria que refleje el estado sanitario del país y donde se consigne "con toda claridad no sólo la mortalidad general ... sino también y muy especialmente la mortalidad por enfermedades infecto-contagiosas ... por ser evitables y de las que más castigan a España".

1844-1846. Libro donde aparecen sentadas las partidas de nacimiento, desde 26 de diciembre de 1844 a 28 de febrero de 1846.

Archivo Municipal de Córdoba

El Registro Civil en España como un instrumento público administrativo del Estado por excelencia no se crea hasta la ley de 17 de junio de 1870, que no entró en vigor hasta el 1 de enero de 1871.

Los antecedentes más inmediatos del Registro Civil, aparte de en los registros parroquiales, hay que buscarlos en la Real Orden de 23 de mayo de 1801 que obligaba a los párrocos a confeccionar unas listas de bautismos, matrimonios y entierros que debían ser remitidas a la administración pública. Unos años después, por medio de la Real Orden de 23 de junio de 1813, se obligaba a los Ayuntamientos a enviar a las autoridades provinciales una nota de los nacimientos, matrimonios y defunciones de cada pueblo, extendida por el cura párroco y de la que debía conservarse un registro en el Ayuntamiento. Por último, por medio de la Real Orden de 3 de febrero de 1823 se obligaba a las secretarías de los Ayuntamientos a llevar registros de nacimientos, matrimonios y defunciones y remitir copias de los mismos a las Diputaciones.

Estos precedentes del Registro Civil, que comenzó a funcionar en nuestro país en 1871, son una fuente fundamental para el estudio demográfico ya que ofrecen datos fiables acerca de nacimientos, matrimonios y defunciones.

Se exponen dos documentos que forman parte de estos registros que mantenían los gobiernos locales. El primero data de 1836 y recoge el estado numérico de los nacidos, casados y muertos de diferentes parroquias de la ciudad de Córdoba, ofreciendo información demográfica importante: nombres de nacidos, nombres de las personas que contraen matrimonio y edades del varón y de la hembra, nombres de los difuntos varones y sus edades y, por último, nombre de los difuntos hembras y sus edades. El documento se muestra abierto por los datos de nacidos, casados y muertos ocurridos en el primer trimestre de 1836 en la Parroquia de San Andrés de Córdoba.

El segundo documento es un libro de registro que recoge los asientos o partidas de los nacimientos que se han producido en la ciudad de Córdoba de los años a 1844 a 1846, con información no sólo de las personas que han nacido (nombres y apellidos, fecha de nacimiento, calle y número), sino también acerca de la naturaleza y profesión de sus padres y la naturaleza de sus abuelos paternos y maternos.

1811. Índice alfabético de las personas bautizadas en las Parroquias de San Juan de los Caballeros y Omnium Sanctorum desde 1534 a 1799.

Archivo Parroquial de San Juan y Todos los Santos de Córdoba

Los registros parroquiales han sido una fuente fundamental a la hora de estudiar la demografía de la ciudad. Estos registros, que comprendían bautismos, matrimonios y defunciones, fueron obligatorios en todas las parroquias como consecuencia de los Decretos del Concilio de Trento, que obligaban a los párrocos a llevarlos. Estas anotaciones sirvieron de precedente al Registro Civil, que empezó a funcionar a partir de 1871.

Los bautismos eran inscritos en forma de acta celosamente por el párroco. Este hecho tenía gran trascendencia futura, pues la copia de la partida de bautismo era imprescindible para contraer matrimonio.

El volumen que presentamos está compuesto por la relación alfabética de los bautizados en las colaciones de San Juan de los Caballeros y Omnium Sanctorum hasta la unificación de dichas Parroquias por decreto del entonces Obispo de Córdoba D. Agustín de Ayestarán y Landa el 13 de febrero de 1799. Fue realizado por el rector de la Parroquia como instrumento auxiliar de búsqueda. Comprende 6 tomos de inscripciones de San Juan de los Caballeros y 7 de Omnium Sanctorum.

La información que se detalla abarca año del bautismo, tomo al que pertenece, nombres y apellidos de los bautizados, nombres y oficios de los padres y condición social (esclavo, siervo, criado), estado civil, su legitimidad o no (escondido/a, padres no conocidos), folio en que se encuentra la inscripción, además del número total de bautismos celebrados en ese año.

1521 - 1563. "Libro 1º de baptismos y de difuntos".

Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de la Anunciación de Belmez

Es una excepcional joya de los libros sacramentales de la Diócesis. El primer registro de bautismo data de marzo de 1535. De este libro se perdieron en fecha antigua los dos primeros cuadernillos de 24 hojas cada uno. A la serie de bautismos le siguen, en la segunda parte del volumen, los apuntes sobre defunciones, dando comienzo el martes, 26 de febrero de 1521 y siendo su título "Libro y padrón de los difuntos de esta Villa de Belmez desde presente año de MDXXI". La excepcionalidad de este único volumen radica en que es el primer testimonio de la aplicación de los decretos del Sínodo Diocesano de 1520 en que se ordenaba para en adelante que en cada parroquia se abriese un libro para anotar los bautizados, especificando el día de nacimiento, sexo, el nombre del neófito, el de sus padres y padrinos.

Es necesario mencionar que los libros de sepelios no son siempre fiables para establecer la mortalidad real. En primer lugar, no todos los fallecidos recibían enterramiento religioso. En segundo lugar, debido a la alta mortalidad infantil de la época, los que no recibían bautismo no eran inscritos por algunos sacerdotes.

Estos primeros libros de defunciones fueron conocidos como libros "de entierros y testamentos", ya que primordialmente servían para recoger las disposiciones testamentarias de los difuntos, en orden a cumplir, sobre todo, las mandas de misas que dejaban ordenadas en sus últimas voluntades.

1851. Libro de bautismo y Parroquia donde reciben los Expósitos, pertenecientes a la Casa Torno: fallecimientos, aprohijaciones y señas particulares.

Archivo de la Diputación Provincial de Córdoba

La recogida de niños abandonados se remonta en la ciudad de Córdoba a 1561, año en el que Don Juan de Córdoba y Abad de Rute se encarga de crear una casa en la que se atendiese a las criaturas abandonadas, que eran depositadas en una cunas situadas en las galerías del Patio de los Naranjos de la Catedral y a las que acudían mujeres que querían amamantarlas, lo que hizo que el lugar recibiera el nombre de "Postigo de la leche".

Su primera ubicación fue en la calle Armas, esquina a la calle del Tornillo, conocida así la casa por el Torno, que se establece para los niños abandonados en la ermita de la Consolación hasta 1586, pasando después al llamado Hospital de San Jacinto. En este lugar permanecieron los acogidos de 1599 a 1642, fecha ésta última en la que retornan de nuevo a la Ermita de la Consolación, donde permanecieron hasta que en 1816 fueron trasladados los expósitos al Hospital de San Sebastián en la calle Torrijos. Desde 1850 quedó bajo el patronato de la Diputación Provincial. Otros nombres, recibidos a lo largo de su historia, fueron: Casa Cuna, Casa Central de Expósitos, Casa de Maternidad y Expósitos, Hospital de San Jacinto.

El ingreso de cada niño en la Casa de Expósitos era anotado en un libro de registro en el que se expresaba en nombre asignado al expósito y fecha de entrada en el torno, el día de su bautismo y la parroquia donde era bautizado. También se indicaba el nombre del ama de cría que se le asignaba al acogido, así como indicaciones posteriores en caso de que fuera prohijado y adoptado y, en caso de fallecimiento, se indicaban las causas del mismo.

1883-1884. Libro de Registro de enfermos del Hospital Provincial de Agudos.

Archivo de la Diputación Provincial de Córdoba

A comienzos del siglo XVIII surgieron ideas racionalizadoras tendentes a la unificación de todas las rentas de los diferentes hospitales y centros asistenciales, al objeto de crear un Hospital General de nueva planta. La idea fue apoyada por el cardenal D. Pedro de Salazar y Castro, Obispo de Córdoba (-1706), el cual murió sin ver realizada su obra. No obstante, el edificio por él donado se convertiría en la sede del que sería denominado Hospital del Cardenal o de Agudos. El hospital base era el de La Caridad, el cual siguió celebrando sus juntas bajo tal nombre hasta 1840, aunque en 1836 se le habían agregado las rentas de los hospitales suprimidos de San Juan de Dios, San Lázaro y en 1837 los de los hospitales de Antón Cabrera y el de Los Desamparados, con la obligación de atender los enfermos que antes se curaban en los citados hospitales.

El ingreso de acogidos en cada centro benéfico implicaba el proceso de registro de los datos que identificaban a la persona, a la vez que traducían las circunstancias del citado ingreso suministrando interesante información para los posteriores estudios demográficos: nombre y apellidos, oficio, edad, pueblo y provincia de procedencia, domicilio en el que estaba avecindado, estado civil, datos del cónyuge, número de hijos y nombre de los mismos, además de los nombres de los padres, del enfermo y de donde eran naturales. Finalmente se indicaba la enfermedad que padecían, fecha de salida o de defunción.

1914-1918. Boletín de la estadística municipal de Córdoba.

Biblioteca Municipal de Córdoba

En los congresos internacionales de Estadística celebrados en Bruselas y en París en 1853 y en 1855 respectivamente se recoge la idea de que los grandes centros de población, debido a los fenómenos especiales que presentan desde los puntos de vista de la salud pública, mortalidad, criminalidad y otros, debían ser objeto de estadísticas particulares y detalladas. En nuestro país y, como resultado de estas ideas, se dictó el Real Decreto de 25 de abril de 1902 en el que se especificaban los asuntos que debía abarcar esta estadística de las grandes ciudades y se daba a la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico atribuciones para plantearla. El posterior Real Decreto de 29 de junio de 1913 del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes limitaba la elaboración de la estadística a las capitales de provincia.

Según el artículo 2º del citado Real Decreto de 29 de junio de 1913, esta estadística abarcará las siguientes cuestiones: movimiento de población, suicidios, meteorología, consumo o bromatología, higiene, Casas de Socorro, Instrucción primaria, movimiento económico, Montes de Piedad y Cajas de Ahorros, accidentes en general, accidentes del trabajo, incendios, policía y movimiento carcelario y del servicio antropométrico. Además, podrán sumarse también otros estudios estadísticos que tengan interés local y general.

El resultado de estas actividades será la elaboración por parte de los Jefes provinciales de Estadística del Boletín de la estadística municipal, que debía ser publicado mensualmente y distribuido de forma gratuita por el Alcalde de cada capital de provincia. Se expone aquí un volumen que recopila los Boletines de la estadística municipal de Córdoba desde el año 1, n. 1 (1914) hasta el año 5, n. 50 (1918), abierto por las páginas que muestran los datos estadísticos de instituciones de beneficencia de la ciudad en el mes de febrero de 1915.


1840. Libro de cementerios


Archivo Municipal de Córdoba

Las iglesias y parroquias han cumplido durante muchos siglos también la función de cementerios donde eran enterrados los feligreses, naturalmente de modo y en lugar diferente dependiendo de su posición social. Durante el reinado de Carlos III, se promulga la Real Cédula de 3 de abril de 1787 que ordenaba que los cementerios estuvieran ubicados fuera de las poblaciones con el objetivo fundamental de evitar las constantes epidemias y enfermedades. Como consecuencia de esta legislación y también de la epidemia de fiebre amarilla de 1804, se construyeron en Córdoba los dos primeros cementerios, uno situado en el Convento de San Cayetano y otro en el Campo de la Verdad. Además, se proyectó la construcción del Cementerio de Nuestra Señora de la Salud, aunque su construcción no se llevaría a cabo hasta el año 1811, ya durante la etapa de ocupación napoleónica. A pesar de la construcción de este cementerio, durante los primeros treinta años del siglo XIX y debido a la inestabilidad política, se seguía enterrando en las iglesias. Será a partir del año 1833, por medio de una orden del Ministerio de Fomentó, cuando se ordene de nuevo que los enterramientos se realizaran fueran de las poblaciones y que se restableciera el uso de los cementerios. En ese mismo año se comienza la construcción del Cementerio de San Rafael.

Desde el momento en el que los cementerios comienzan a funcionar de una manera continuada y regular y dejan de realizarse definitivamente las inhumaciones de cadáveres dentro de las iglesias o parroquias, surge una tipología documental muy concreta. Se trata de los libros de cementerios o libros de registro de sepulturas en los que se anotan de forma numerada y por orden cronológico, los datos de las personas que han recibido sepultura en los cementerios de Nuestra Señora de la Salud y San Rafael de Córdoba, los dos cementerios que existían en la ciudad en el siglo XIX. Se incluye información como la edad, estado civil, profesión y ascendientes en algunos casos, y tipo de enterramiento.