La “isla de Cádiz” se convierte de inmediato en un motivo obligado de la cartografía moderna. Merece una representación pormenorizada tanto en el primer atlas marítimo impreso, del holandés Waghenaer, como en el primer atlas geográfico moderno que se publica, el de Abraham Ortelius (J. Hoefnagle, A. Ortelius, Amberes, 1584).