Evolución de la dehesa en Sierra Morena: el ruedo de Fuenteheridos 1956-2011

Publicado el 5.mayo.2014 por IECA y archivado en Cartografía, Estadística
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La dehesa de Sierra Morena, localizada en la franja fronteriza entre la Comunidad Autónoma y la Meseta, es una de las unidades geográficas y ecológicas más características y reconocibles de Andalucía. Esta zona constituye un paisaje cultural modélico puesto que es un ecosistema que refleja una relación armónica de los vecinos con su territorio a lo largo de los siglos. Dentro de ella, la unidad denominada Sierra de Huelva tiene personalidad propia por su riqueza hídrica al estar expuesta a los frentes oceánicos y por la existencia de acuíferos de origen kárstico, lo que ha enriquecido sus valores ecológicos y la ha dotado de una gran variedad en los usos primarios del suelo.

En el corazón de la Sierra de Aracena esta personalidad se ve reforzada por una historia de espacio fronterizo que en parte explica unas pautas de colonización que originó una alta densidad de poblamiento, una intensa explotación de los recursos naturales compatible con su vocación forestal y ganadera. Uno de los espacios representativos de esa variedad y riqueza es el entorno de la localidad de Fuenteheridos. Pese a la relativa estabilidad de este sistema de explotación, lo cierto es que en el periodo y territorio analizado se observan numerosos cambios: crisis del sistema tradicional de autoconsumo y abandono de las actividades forestales y ganaderas, auge y crisis de las actividades extractivas y reciente impronta de otras nuevas: turísticas y de agricultura intensiva.

1956: La pervivencia del modelo agropecuario forestal de subsistencia

La imagen del Vuelo Americano de 1956 muestra un espacio forestal situado al norte y muy próximo al núcleo urbano de Fuenteheridos y en el entorno de la carretera N-343, que conecta la ciudad de Sevilla con Lisboa, vía que no cumplía las funciones de conectividad internacional por su deficiente estado. Se trata de un periodo donde ya ha entrado en declive el modelo basado en la autosuficiencia, dado que la localidad ya estaba perdiendo peso demográfico desde 1920, fecha en que la población alcanzó su máximo de 1.392 habitantes, iniciando un lento declive (en 1960 sus efectivos eran ya solo 1.158 vecinos).

En el entorno de esta carretera nacional, y más concretamente de la carretera local que se dirige al norte hacia la aldea de Navahermosa, se encuentran las canteras de mármol de Cerro Blanco y Nava Longuilla, canteras explotadas al menos desde el siglo XIX y cuyas escorias eran utilizadas por decenas de hornos para fabricar cal blanca mediante métodos tradicionales. La fama de esta cal trascendía la escala local por su calidad, pues se comercializaba por toda la comarca y territorios vecinos.

En el resto de la imagen se observa un espacio forestal, en realidad un policultivo de subsistencia, donde los castañares y quecineas alternan con frutales y huertos situados en los terrenos más feraces próximos a la ribera del río Múrtiga, que corre paralela a la carretera nacional. En este modo de vida campesino, los recursos naturales circundantes constituían la principal fuente de abastecimiento de energía, alimento y materia prima indispensable para asegurar la propia continuidad de la comunidad, ya que durante siglos sus habitantes adoptaron estrategias económicas domésticas basadas fundamentalmente en el autoconsumo.

Los vecinos se veían obligados a realizar un uso muy intensivo del suelo, roturando zonas marginales que, a pesar de su relativa fertilidad, eran destinadas a la siembra de una sementera de subsistencia, conocidas como piojales. Este uso intensivo del bosque revela la armónica relación existente entre las distintas actividades de la economía campesina y la integración de la actividad calera en las mismas, lo que se traducía en un efecto beneficioso sobre el medio ambiente, ya que la roza, regeneraba el suelo forestal y reducía el riesgo de incendios, mostrando un claro ejemplo de interdependencia y complementariedad.

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1976: Desde el bosque habitado hacia el bosque abandonado

En la imagen del Vuelo Interministerial, de mucho más resolución, no se observan grandes cambios. El modelo agropecuario y forestal mixto ha quebrado definitivamente los que hace que la evolución demográfica de Fuenteheridos entre en barrena, y que en 1980 su tamaño demográfico sea de 674 habitantes. La imagen, de gran resolución, permite apreciar la presencia de un espacio forestal aún cuidado y limpio en el que no hay grandes cambios. A ello contribuía la continuidad de la explotación de los hornos de cal, actividad que demandaba una gran cantidad de leña procedente de las dehesas cercanas.

También se mantiene la actividad extractiva de rocas ornamentales, ahora con procedimientos más sofisticados como se parece inducir de las extensas pilas de material organizadas en la cantera de Cerro Blanco.

Como curiosidad, en el extremo sureste de la imagen se aprecia una mancha de árboles de gran porte, es Villa Onuba, casa de recreo del impulsor del desarrollo minero de Huelva, Guillermo Sundheim, que cuenta con un interesante jardín botánico con ejemplares centenarios de cedros del Himalaya, del Líbano, sequoyas gigantes, etc,.

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2011: La impronta de nuevas actividades y la crisis de dehesas y castañares

Fuenteheridos ha conocido en los últimos años una clara especialización hacia la actividad turística, que no ha detenido su hemorragia demográfica (478 habitantes en el año 2013). En parte ese desarrollo ha sido propiciado por la mejora de la accesibilidad a toda la comarca por las obras realizadas a principios de los 90 en la N-433, que redujo a la mitad el tiempo empleado en los trayectos con la capital andaluza, mejoró sus condiciones de seguridad y confort, lo que supuso la rectificación del trazado original y cambios sustanciales en sus condiciones geométricas, mejoras que son visibles en la imagen. La creación del Parque Natural en 1988 también ha sido determinante para la consolidación de la comarca como destino turístico, cultural y de naturaleza.

Esa impronta turística es menos visible en el medio rural pero se percibe el aumento del hábitat disperso en el ruedo de Fuenteheridos donde se han implantado numerosos alojamientos turísticos y mejorado los caminos rurales. Además de la propia Villa Onuba, aunque no son visibles, a solo unas decenas de metros de la imagen se encuentran las Villas Turísticas, una escuela de hostelería en construcción, o un singular alojamiento sobre un molino hidráulico, muy próximos todos ellos a la carretera, aprovechándose de su ventajosa localización y de su cercanía a Fuenteheridos, por sus valores patrimoniales declarado Conjunto Histórico.

Las canteras, que tuvieron un importante auge en los años del cambio del siglo con la apertura de nuevas explotaciones, sin embargo hoy día están inactivas dejando una triste huella de edificaciones, escorias y desmontes abandonados en las proximidades de la cantera Cerro Blanco. La actividad hornera tuvo que competir contra los grandes productores de cal de Morón, Estepa y Gilena, extinguiéndose definitivamente al apagarse los hornos en el año 2004. Algún horno se aprecia en la imagen, muy próximo a las canteras.

Se han implantado nuevos usos agrícolas también, reconocibles con sus marcos intensivos, terrazas y una gran balsa de riego al suroeste de la imagen. En este caso se trata de cultivos de frutales con especies introducidas que han sustituido a los manzanos, perales y otros frutales de especies autóctonas presentes tradicionalmente en los huertos. Una iniciativa incipiente es la plantación de especies alóctonas como las bayas y kiwis en algunas fincas de la comarca aprovechando las condiciones benignas del clima de estas tierras altas particularmente frescas y húmedas.

Por último el cambio más significativo, al menos superficialmente, es que ya se hace patente el abandono de buena parte de los bosques de castaños y quercineas. La ineficiencia económica de estas explotaciones ha propiciado que en las zonas topográficamente más accidentadas y aisladas el bosque haya sido literalmente ocupado por el matorral, o por otras especies introducidas por el hombre y de menor interés ecológico, como es el caso del pino negral. En este sentido el abandono de la actividad calera ha contribuido al envejecimiento y falta de limpieza del bosque mediterráneo. Su estado es preocupante, tanto por su abandono económico como por la abundancia de material potencialmente combustible, lo que aumenta exponencialmente el riesgo de incendios forestales.

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Las imágenes de este artículo pertenecen a los fondos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. Buena parte de este material documental más reciente está disponible en la Fototeca Aérea  Digital de Andalucía, servicio puesto en marcha por el IECA para la consulta y descarga de fotografías aéreas del territorio andaluz, y que cuenta  con más de 120.000 imágenes tomadas desde los años 80 hasta la actualidad. El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía también cuenta con un importante fondo documental con negativos de vuelos del periodo comprendido entre la década de los cuarenta del pasado siglo hasta la actualidad, que poco a poco se irán integrando en la Fototeca.

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