Rodalquilar (Níjar): fiebre del oro, abandono y nueva valorización paisajística y cultural

“Rodalquilar forma un semicírculo de tierra labrada y verdeante, con algo de apariencia de anfiteatro. Las roquizas montañas alzan sus muros como si quisieran abrigarlo y defenderlo de la vulgaridad de la vida civilizada, adurmiéndolo en sus abruptos senos de piedra. Sólo por oriente se había derrumbado su pared de circo romano, y por el desgarrón las aguas prolongaban el azul del cielo y extendían el horizonte hacia la fronteriza costa de Argelia, como si en su continuo batir hubieran socavado y hundido su muralla.”

Carmen de Burgos “Colombine” (1867-1931). Escritora que pasó su infancia en Rodalquilar, precursora de la emancipación femenina y primera mujer periodista en lengua castellana

El Valle de Rodalquilar y su aneja zona minera tienen un origen volcánico al igual que la Sierra del Cabo de Gata de la que forma parte. La denominada Caldera de Rodalquilar de forma elíptica de 8 por 4 kilómetros se encuentra abierta al mar por uno de sus extremos (rota por la erosión litoral) y rodeada de formaciones montañosas. Aunque cortijadas, aljibes y norias dan testimonio de una intensa actividad agrícola y ganadera, éste es fundamentalmente un paisaje minero asociado a la extracción de oro que nos ha dejado numerosas huellas que muestran la importancia que adquirió una actividad que sufrió numerosos avatares. Abandonada tras el cierre de las instalaciones de ADARO en 1966, su localización en un entorno paisajístico y ambiental privilegiado, ha favorecido su elección como centro administrativo del Parque Natural del Cabo de Gata, y la ubicación de una oferta turística que busca ser compatible con la preservación de los valores que lo han convertido en uno de los lugares más atractivos del Parque.

Desde la Edad Media, los Campos de Níjar fueron terrenos de pastos invernales en manos externas como el concejo de la ciudad de Almería y, ya a mediados del XVIII, de la villa de Níjar que, desde el momento que crea su concejo, administró estos bienes pecuarios. En el siglo XIX se pone fin al ciclo ganadero estimulando la privatización y colonización agrícola de los campos topográficamente más adecuados. Se desarrolla un modelo territorial adaptado a las contrastadas condiciones ambientales y agronómicas de esta esquina peninsular marcada por la aridez y escasez de recursos hídricos subterráneos, y cuyas principales características son: un modelo agrosilvopastoril que gestiona de forma integrada los cultivos, el aprovechamiento del monte y la ganadería estabulada o semiestabulada. La principal orientación agrícola es la cerealista, especialmente cereal de secano (de invierno), para lo que se despliega un costoso manejo del suelo, mediante aterrazamiento con balates, que perseguía el máximo aprovechamiento del agua y el suelo. Es un modelo colonizador que no supone un exponente de modernidad. Al contrario, el tipo de estrategia agrícola de subsistencia en estos terrenos, “al filo de la navaja” como lo ha denominado Rodolfo Caparrós por motivos climáticos, en los que a años buenos, de acopio, seguían años de carestía o incluso de hambre.

La actividad minera tiene también un larga trayectoria. Las minas de alumbre (alunitas), mineral usado como fijador de colores, se explotaban en trincheras a cielo abierto denominadas tollos y tuvieron gran importancia desde principios de la Edad Moderna, siendo protegidas por un sistema defensivo cuya pieza principal es la Torre de los Alumbres. Desde principios del siglo XIX las amanitas, andesitas y caolines se explotaron en el Coto de Santa Bárbara, que tiene su auge entre 1870 y 1875. En 1883 se descubre oro en la mina de Las Niñas, situada en el Barranco del Lobo (a un kilómetro al suroeste del poblado), aunque el cuarzo aurífero se enviaba a Mazarrón al no disponerse de una fundición que permitiese su extracción.

En 1915, en la mina María Josefa, el oro aparece en estado libre posibilitándose su extracción a pie de mina y es cuando se produce la primera fiebre del oro entre las distintas empresas que construyen plantas de amalgamación por mercurio para la obtención de oro: la planta Abellán en el barranco de la Felipa y la planta María Josefa en el cerro de la Cruz. Pequeñas empresas con medios por lo general rudimentarios que, entre todas, movilizaban un total de 2.500 tm/año con leyes superiores a 10 gramos por tonelada. Será la empresa Minas Rodalquilar S.A., de capital vasco y dirección británica, la más exitosa por su planteamiento empresarial construyéndose en 1931 la moderna Planta Dorr obteniendo oro por el proceso de cianuración. Esta planta empleó a 250 trabajadores que movilizaban 20.000 tm/año de mineral aurífero, llegándose a producir 242 kg de oro en 1935.

Al sur de la planta, en las inmediaciones del cortijo de El Estanquillo surge un modesto poblado, inicialmente denominado con este nombre, con unas decenas de casas que, junto con las instalaciones y el diseminado del Valle y del paraje conocido como El Campillo de Rodalquilar, acogían a 509 habitantes (Nomenclátor de 1930), aunque la compañía construye su propio poblado más cerca de las zonas de extracción, San Diego, hoy arruinado. En 1936 las minas son incautadas por los mineros y en 1941 son nacionalizadas por el Estado.

Representación de la zona de las Islas del Guadalquivir 1944

Rodalquilar y su entorno. Mapa del Parque Natural del Cabo de Gata 1:45.000 (2ª edición. 2005) Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Descargable aqui.

Nuevo ciclo minero en el distrito aurífero de Rodalquilar (1941-1966)

El nuevo Estado tiene la imperiosa necesidad de obtener esta valiosa materia prima, dada la práctica desaparición de los depósitos de oro del Banco de España tras la Guerra Civil y la falta de divisas. Fue prioritario aumentar la productividad de las instalaciones de extracción y de precipitación del metal, encomendándose en 1943 esta tarea a la Empresa Nacional ADARO, que formaba parte del Instituto Nacional de Industria.

En el fotograma del Vuelo Americano de la Serie A de los años 1945-46, propiedad del Ministerio de Defensa, se observa el estado de las principales instalaciones mineras y del poblado de Rodalquilar antes de su transformación. Sobre la rambla se dispone el poblado todavía conocido como El Estanquillo; en medio un edificio rectangular: el cuartel de la Guardia Civil y en la parte superior un conjunto de instalaciones que componían la Planta Dorr, donde se trasladaban los minerales para obtener el oro por el proceso de cianuración, siendo notable la presencia de una pluma de materiales estériles vertidos en su proximidades.

Fotograma del Vuelo Americano 1945-46

Fotograma del Vuelo Americano serie A, 1945-46.

En 1956 se inauguran las nuevas instalaciones, en la que destacaba la moderna planta Denver, con una capacidad diez veces superior a la anterior y la de mayores dimensiones existentes en Europa en su tiempo. Se construyen, entre la planta y el poblado, numerosas instalaciones para facilitar la vida a los trabajadores y sus familias, así como un barrio de viviendas. ADARO realizó un esfuerzo para mejorar los sistemas de extracción, transporte y tratamiento, trasladándose las explotaciones a cielo abierto al entorno del cerro de El Cinto, situado al noroeste del poblado, que permitían una extracción masiva de materiales y comparativamente mucho más productiva que el laboreo en las galerías.

El fotograma del vuelo de septiembre de 1965 de la Compañía Española de Trabajos Fotogramétricos Aéreos (CETFA), fondo adquirido por el IECA para integrarlo en su fototeca, muestra el poblado y sus instalaciones solo un año antes del cierre y, paradójicamente, solo un año después de que se obtuviése la máxima producción de oro en este coto minero: 732 kg. En torno al Cerro de El Cinto se encontraban las mayores explotaciones a cielo abierto, los conocidos como Dique 1 a 7. En las inmediaciones de la carretera que unía Rodalquilar con Almería (sin asfaltar) el Filón 340, y las minas Blanco y Negro y La Pedrera. Justo donde la carretera tuerce hacia el sur, la Mina California y los restos de la Planta Abellán. El corazón de las instalaciones era la planta Denver, compuesta por las instalaciones en seco de recepción, molido y criba de los minerales, seguidas por los seis tanques en la línea de cianurización: dos espesadores y cuatro de lavado contracorriente, hasta el almacenamiento de la solución rica en oro junto a la denominada Casa PAF (Precipitación, Afino y Fundición), donde se realizaban los procesos más complejos. Es muy visible la cada vez más extensa zona de vertidos de estériles contenidos por pequeños diques y parcialmente inundados. Un poco más al sur la planta Dorr, ya en desuso, conectada por un tendido de vagonetas a través de túneles y planos inclinados con las minas Ronda y Resto, y un poco más al sur (no se aprecia en este fotograma) de Las Niñas. Junto al Cuartel de la Guardia Civil, con aspecto de fortaleza, la nueva iglesia, y la calle donde se ubicaban los servicios como escuelas, cine, consultorio, club social y economato; calle que conectaba con las nuevas viviendas y el poblado tradicional. En 1960 Rodalquilar había alcanzado su techo poblacional: 1.345 habitantes.

Fotograma del vuelo de CETFA, 1965

Fotograma del vuelo de CETFA, 1965, propiedad del IECA.

Abandono y epílogo de la actividad minera (1966-1991)

En 1966 la empresa ADARO cierra sus instalaciones debido a que la explotación anual de 200.000 tm de material aurífero deja exhausto al yacimiento en pocos años, produciéndose una rápida pérdida de población (75 habitantes en el Nomenclátor de 1970). El modelo de colonización agropastoril, que no se había abandonado y había coexistido con la actividad minera, perdura pero en una situación aún más desfavorable al entrar en crisis en la década de los 50 y prácticamente extinguirse dos décadas después. Merece la pena detenerse en él por su singularidad y por la importante huella que ha dejado en el Valle de Rodalquilar. Para ello se utiliza como referente la ortofotografía del Vuelo del IGN de 1984-85 y la propuesta de semantización del paisaje que ha realizado Rodolfo Caparros.

Se trata de un espacio con unas condiciones naturales muy restrictivas, situado en un espacio periférico, en unas condiciones de limitaciones tecnológicas y de capital en el que se organizó un sistema agrario singular muy representativo de la estrategia agropecuaria de subsistencia en zonas áridas, de la que quedan como huella una alta concentración de registros culturales y didácticos que singularizan y dan valor a este paisaje. Quizás los más representativos son los que tienen que ver con el aprovechamiento del pequeño acuífero existente bajo el cauce de las ramblas, la extracción, acopio y distribución de agua mediante norias, aljibes y acequias que permitieron pequeños enclaves de huerta y frutales donde existía posibilidad de irrigación (junto a pozos, norias o aljibes), y que permitía la supervivencia de un arbolado adaptado a estas adversas condiciones climáticas.

En la imagen aérea son más visibles las estrategias de adaptación de las pendientes que procuraban la conservación del suelo y el máximo aprovechamiento de las escasa lluvias: los balates. Estos muros de piedra, que servían para crear zonas de cultivos llanas en zonas de pendiente, denominadas “paratas”, en ocasiones con una relación entre longitud y desnivel 1/1 lo que da idea del esfuerzo realizado en el aprovechamiento de los recursos. Aparte de los cultivos de cereales en el borde de las paratas, se plantaba algún arbolado como olivos, almendros, higueras o algarrobos que contribuían a estabilizar el talud, o las características ágaves o sisales, plantados para la extracción de fibras vegetales. De la importante implantación de estas estructuras, da idea el inventario realizado por Rodolfo Caparros que ha localizado, sólo para el término municipal de Níjar, 19.993 balates y 994 kilómetros de muros, estimando que se han movilizado 1.800.000 metros cúbicos de piedra, lo que representa un volumen ligeramente inferior al utilizado en la construcción de las pirámides de Kefrén y Keops.

Caparros ha constatado como en un ambiente tan hostil las estrategias humanas de aprovechamiento del medio tienen paralelismos con las desarrolladas por las especies vegetales en su adaptación al medio: extracción y almacenamiento de agua, adaptación a los vientos, protección frente a la insolación, adaptación a las pendientes, integración de funciones, presentes por ejemplo en los manejos agropecuarios, en el poblamiento, en la arquitectura popular, así como en la baja intensidad de las explotaciones que producen un patrón de poblamiento de cortijos o cortijadas rodeadas de grandes vacíos entre ellas con la superficie necesaria para acoger las funciones de estancia, almacenamiento y producción de estas unidades.

En la ortofotografía apenas están visibles estos procesos, ya en crisis en una fecha tan avanzada, aunque son identificables con una observación concienzuda. El elemento más destacado tiene que ver con el abandono del espacio usado para el vertido de estériles, desprovisto de toda protección pese a su potencial peligrosidad por el uso de cianuro para la precipitación del mineral aurífero, ya que sus sedimentos finos eran arrastrados por las ramblas hasta el Playazo, o removidos por los fuertes vientos.

El epílogo de la actividad minera tuvo lugar entre 1987 y 1990. Las investigaciones sobre la potencialidad de estos recursos continuaron durante estos años con la vista puesta en la evolución del valor de la onza de oro. El alto precio del metal propició que la empresa St Joe Transation construyese una planta de lixiviación en pilas al norte del Cerro del Cinto que permitía tratar grandes cantidades de mineral (200.000 tm/año) y producir 280 kg de oro/año y que se cerró prematuramente, pese a que se cumplieron las previsiones técnicas de explotación, al hundirse el precio de la onza de oro. Paradójicamente la gran balsa de lixiviación hoy día forma parte del sistema de riego de la finca del Cortijo del Fraile, aquella donde se situaron los sucesos que inspiraron a Federico García Lorca de su obra teatral Bodas de Sangre.

Como conclusión, cabe reseñar que el fracaso de la minería aurífera en Rodalquilar no ha estado ligado a la riqueza del yacimiento sino al correcto dimensionamiento empresarial de las distintas iniciativas.

Ortofotografía Instituto Geográfico Nacional, 1984-85

Ortofotografía Instituto Geográfico Nacional, 1984-85

Puesta en valor del paisaje minero del Valle de Rodalquilar

El inicio de la década de los 90 del siglo XX supuso el renacer de este espacio de extraordinario interés geoambiental y paisajístico. En 1987 se había declarado el Parque natural del Cabo de Gata, en 1997 fue reconocido como Reserva de la Biosfera y el 2001 como Geoparque Europeo. Las instalaciones mineras de Rodalquilar fueron adquiridas por la Junta de Andalucía al INI en 1991 que procuran configurarlas como el centro operativo y de servicios de uno de los espacios naturales andaluces más emblemáticos. Muchos de los edificios mineros son rehabilitados y recuperados para instalar en ellos oficinas administrativas, centros de interpretación, sala de exposiciones, etc.

Los atractivos de su entorno como el paisaje minero, la adaptación agropecuaria a las condiciones del medio y la aridez presente en el Cortijo de los Frailes, el Playazo con sus castillos y fortificaciones, etc., son reconocidos por la industria cinematográfica y sirven de plató natural para grabaciones de películas como Lawrence de Arabia, Los Guerreros del Sol, Indiana Jones y la última Cruzada, Zumerhitte, Cuando el viento sopla, etc.

Este poder de atracción ha provocado la rehabilitación del viejo poblado aunque curiosamente las viviendas construidas por ADARO para los trabajadores de las minas han sido derruidas por los propios gestores del Parque para evitar su ocupación. El poblado crece ahora de forma ostensible, instalándose en él una variada oferta turística y algunas de las viejas cortijadas son rehabilitadas y usadas como alojamientos turísticos.

En la ortofoto del PNOA de 2013, son apreciables estos nuevos usos: la Casa PAF, se convierte en la “Casa de los Volcanes”, un museo geominero; las antiguas escombreras son restauradas ambientalmente, un poco más al sur se localiza el Jardín Botánico del Albardinar y un palmeral. Aunque la población no crece significativamente (144 habitantes en el Nomenclátor de 2014), si lo hace su capacidad de acogida para la numerosa población flotante estival, por lo que es necesario dotar al poblado de nuevos equipamientos, como se observa con las balsas de la depuradora y otras infraestructuras no visibles, como un abastecimiento de agua con caudal y garantía suficiente que no ha existido hasta recientemente. Este desarrollo también ha sido posible gracias a la mejora de las comunicaciones, pues hasta la década de los 80 ninguna de las carreteras de acceso estaban asfaltadas, construyéndose además una variante para alejar el tráfico del tranquilo poblado.

Ortofotografía Plan Nacional de Ortofotografía Aérea, 2013

Ortofotografía Plan Nacional de Ortofotografía Aérea, 2013