Peñarrubia: Población sepultada por el embalse Guadalhorce-Guadalteba. La compleja resolución del problema de abastecimiento de Málaga

A lo largo de la reciente historia de Andalucía son muy excepcionales los casos de desaparición física de capitales municipales. En la segunda mitad del siglo XX, justificados con el objetivo de mejorar la eficiencia administrativa, se han producido -sobre todo en la provincia de Granada- numerosos ejemplos de integración de dos o más municipios en uno solo. También es relativamente común el cambio de capitalidad entre núcleos de un mismo término municipal, como sucede entre núcleos de litoral -más dinámicos por su accesibilidad y otras razones económicas- con los localizados en el interior, como sucede entre Gualchos y Castell de Ferro (Granada), pero estas modificaciones son de carácter administrativo, y aunque tienen sin duda una importante trascendencia, no comportan la desaparición física de los asentamientos urbanos.

Es más común el despoblamiento de núcleos, por muy distintas razones. La primera de ella por su abandono por la debilidad demográfica o por sus difíciles condiciones de accesibilidad, como suceden con numerosas aldeas en espacios serranos cuyo escaso tamaño las hacía inviables. Otras muchas fueron abandonadas al perder la razón económica que las hicieron nacer, como sucedió con los poblados mineros, especialmente numerosos en las cuencas mineras de Huelva y de Linares. Sucedió igual en los poblados-factoría como la Fábrica de El Pedroso, o Sancti-Petri, o los poblados forestales vinculados a procesos de repoblación de gran entidad como Los Bodegones o El Abalario (Almonte), que se abandonaron una vez acabada las tareas, o el soporte institucional que los impulsaban.

Mucho más traumático es cuando el abandono de los núcleos de población está relacionado con la construcción de embalses, ya que éstos comportan su desaparición física irreversible, un súbito desarraigo de los habitantes de núcleos consolidados históricamente, un desplazamiento masivo a veces a un entorno totalmente ajeno y una destrucción casi total de las señas de identidad, que pasan a ser sepultadas en muy poco tiempo y borrado del mapa. Se estiman que en España hay cerca de 600 poblaciones desaparecidas por este motivo, dado que por las condiciones áridas de este país, la necesidad de abastecer a nuestras poblaciones, a los extensos regadíos y aprovechar su caudal para producir electricidad y de regular las avenidas por el régimen de nuestros ríos hacen que España posea uno de los equipamientos hidráulicos más amplios. Andalucía también cuenta con una importante infraestructura hidráulica, 82 embalses, construidos a lo largo de la segunda mitad del siglo XX en su mayoría, y que fundamentalmente para garantizar el abastecimiento urbano y del sector agropecuario e industrial. Afortunadamente la construcción de este parque de embalses no ha comportado como en otras comunidades la destrucción de un número elevado de poblaciones, porque la ubicación de la mayoría de estas presas ha sido en Sierra Morena, un territorio escasamente habitado, donde se localizan los recursos hidropotables de mayor entidad, calidad y las condiciones geotécnicas más adecuadas.

Concretamente los embalses han comportado la desaparición de dos cabeceras de municipios: Peñarrubia (Málaga) en 1972 y de Benínar (Almería) en 1984, y de al menos otros 11 núcleos de población de menor entidad. Normalmente a los habitantes desplazados se les ofrecía la posibilidad de ser reubicados en los nuevos poblados construidos para alojar a los colonos seleccionados para trabajar en las tierras transformadas en regadío por el Instituto Nacional de Colonización, o el IRYDA. También ha sucedido el caso de poblaciones no afectadas por la construcción del embalse cuyos habitantes se han trasladado en su totalidad a las nuevas poblaciones construidas cerca de las zonas transformadas, como es el caso de Castellar de la Frontera (Cádiz), abandonada cuando se construyó el pantano de Guadarranque, siendo ocupada posteriormente por artistas y alternativos que le dieron una nueva función y uso que evitó su desaparición.

Mapa de capitales municipales y otros núcleos desaparecidos por la construcción de embalses

Capitales municipales y otros núcleos desaparecidos por la construcción de embalses. Fuentes: Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y elaboración propia.

Capitales municipales y otros núcleos desaparecidos por la construcción de embalses

Este artículo se va a centrar en la desaparición en 1972 del municipio de Peñarrubia, que contaba con 1.832 habitantes en 1970, desaparición ligada al desarrollo del complejo hidráulico construido en la confluencia de los ríos Turón, Guadalhorce y Guadalteba para abastecer de agua y energía a la ciudad de Málaga, así como para defenderla de las avenidas y posibilitar la transformación del regadío de la vega del Guadalhorce. Este complejo hidráulico tuvo que hacer frente a numerosos desafíos técnicos.

La necesidad de un aprovechamiento integral de los recursos hídricos de Málaga. El Plan Guadalhorce

Desde la segunda mitad del siglo XIX Málaga venía siendo la segunda ciudad industrial española, una posición que se basó en el temprano desarrollo de sectores de vanguardia como siderometalúrgica, textil y químico vinculados a una élite familiar con capitales de origen mercantil, como los Heredia, Larios o Loring. La atención a este sector dependiente de plantas térmicas, la satisfacción con garantía y calidad a la creciente población de la ciudad y las consecuencias de las dramáticas inundaciones de 1907 obligaron al Gobierno de la Nación a tomar muy en serio la necesidad de regular al río Guadalhorce, iniciándose un proceso pionero entre todas las ciudades andaluzas de aprovechamiento integral hidroeléctrico, regulación, transformación para riegos y reforestación, que tuvo que afrontar graves dificultades técnicas resueltas con la construcción de grandes obras, aunque algunas de estas dificultades no serían solventadas hasta inicios del nuevo milenio, como las derivadas de la salinización de los recursos. Los hitos históricos de este proceso se concentran fundamentalmente en un espacio geográfico concreto; la confluencia de los ríos Guadalhorce, Turón y Guadalteba y en las proximidades del Desfiladero de los Gaitanes y tiene como principales referencias:

1905: Para acabar con la dependencia a las compañías extranjeras de origen inglés y alemán, que suministraban durante el XIX la energía eléctrica de origen térmico a Málaga, entra en servicio el salto hidroeléctrico construido en las proximidades de la estación de El Chorro, construyéndose un canal y una presa de toma de aguas por el tajo de los Gaitanes, y un camino de servicio, conocido como “el Caminito del Rey”. La espectacular obra fue diseñada por el ingeniero de caminos Leopoldo Werner que proyecta el aprovechamiento del río Guadalhorce para la obtención de energía eléctrica dado el importante desnivel existente entre la entrada y la salida del Desfiladero de los Gaitanes, de más de 100 m.

1908: Como consecuencia de las graves inundaciones de Málaga de 1907 se creó la División Hidráulica del Sur de España con el fin de evitar los riesgos de inundaciones y favorecer la regulación de los recursos hídricos para garantizar el abastecimiento y la transformación en regadío de las explotaciones agrícolas. Se inician amplios trabajos de reforestación y correcciones hidrológicas en los Montes de Málaga.

Detalle del entorno de Peñarrubia

Detalle del entorno de Peñarrubia. Hoja nº 1037 del Mapa Topográfico Nacional 1:50.000, Instituto Geográfico Nacional, 1916

1914-1921: Se construye el pantano de El Chorro, luego denominado Conde de Guadalhorce, una de las primeras grandes presas de Andalucía. Está construida en mampostería de piedra caliza, se encuentra coronada con una doble línea de arcos de medio punto, dando como resultado una bella obra de ingeniería que forma parte destacada del patrimonio industrial y de las obras públicas de Andalucía.

1924: Se inicia la construcción del canal de riego en la margen derecha del Guadalhorce.

1927: Se construye el embalse de Gaitanejo al pie de la presa del Chorro, con el objetivo de aumentar la producción hidroeléctrica, y de un azud y canal sobre el rio Guadalteba aguas arriba de Peñarrubia, para derivar las aguas de este rio al pantano de El Chorro.

1947: Para compensar la pérdida de la capacidad por el arrastre de sólidos del embalse de El Chorro (ahora denominado Conde del Guadalhorce), se recrece la presa. Se construye al pie de esta presa la primera central hidroeléctrica reversible de España.

1956: Se declara como de Alto Interés Nacional la colonización de la zona regable del rio Guadalhorce, redactándose un Plan Coordinado de Obras, conocido como el Plan Guadalhorce.

1961-64: Construcción de canales y acequias a ambas márgenes del Guadalhorce y del túnel del Sabinal, conducción fundamental que abastece el sistema de riegos. Se construyen a continuación siete nuevos núcleos de población por el Instituto Nacional de Colonización para alojar a los colonos: Villafranco del Guadalhorce, Cerralba, Zalea, Santa Rosalía, Aljaima, Ampliación de Cártama y Doñana.

1966-73: Construcción de los embalses Guadalhorce-Guadalteba, con una capacidad útil de 279 Hm3, que comportaron la desaparición de las poblaciones de Peñarrubia y Gobantes, así como nuevas variantes de carreteras y del ferrocarril Bobadilla-Málaga y la nueva estación de Gobantes.

1978: Entra en servicio la central hidroeléctrica reversible del Tajo de la Encantada, complejo compuesto por un depósito superior o Presa de Villaverde en las proximidades del yacimiento arqueológico de Bobastro, conectado con el embalse del Tajo de la Encantada y cuyas turbinas alimentan el consumo equivalente a una ciudad de 400.000 habitantes.

1989: Se declara Paraje Natural el Desfiladero de los Gaitanes. Se protege el valor natural y paisajístico de este espectacular cañón, reconocible por la verticalidad de sus paredes, que llegan a alcanzar los 300 metros de altura, su escasa anchura, que no sobrepasa en la mayoría de las ocasiones los diez metros, y sus dimensiones, de más de tres kilómetros de longitud.

Paraje Natural Desfiladero de los Gaitanes

Paraje Natural Desfiladero de los Gaitanes. http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/servtc5/ventana/mostrarFicha.do?idEspacio=7401

1993: Entra en servicio una conducción de 55 kilómetros que bombea aguas salobres desde los manantiales de Meliones en el embalse de Guadalhorce hasta Málaga.

2005: Entra en servicio la desalobradora del Atabal en Málaga, que permite tratar las aguas salobres del embalse del Guadalhorce para su consumo humano.

Detalle del entorno de Peñarrubia

Detalle del entorno de Peñarrubia. Base Cartográfica Nacional 1:50.000, Instituto Geográfico Nacional. http://www2.ign.es/iberpix/visoriberpix/visorign.html

Como consecuencia de estas obras, de las 4.000 ha de regadío en precario preexistentes en el Valle del Guadalhorce, situación que provocaba frecuentes conflictos entre los agricultores, se ha pasado a regular unos recursos de 101 Hm3/año para garantizar el suministro de 22.000 ha de regadíos del Bajo Guadalhorce, así como a la ciudad de Málaga, aportando unos importantes recursos hidroeléctricos y reduciendo el riesgo de avenidas.

Desaparición de Peñarrubia y entrada en servicio del embalse Guadalhorce-Guadalteba

Peñarrubia fue un municipio de Málaga hasta 1973, pueblo blanco de la comarca de Guadalteba de 1.832 habitantes en 1970, y que contaba con la pedanía de Gobantes, que cobró importancia porque en ella se construyó la estación de ferrocarril de la línea Bobadilla-Málaga. Como ocurría con la mayoría de los pueblos del entorno, su economía estaba basada en la agricultura, en concreto, en el olivo y el trigo, aprovechando la fertilidad y productividad de sus tierras, por las vegas del Guadalteba.

Peñarrubia 1956-57

Peñarrubia 1956-57. Vuelo Americano Serie B. Ministerio de Defensa

La creciente necesidad de incrementar la capacidad de regulación del embalse Conde del Guadalhorce, claramente insuficiente para satisfacer las necesidades hídricas de Málaga, hizo que en 1961 se redactase un anteproyecto de un nuevo embalse en los ríos Guadalhorce y Guadalteba, desechándose el emplazamiento en el Tajo de los Gaitanes por los problemas que planteaba la inundación de las presas y centrales de Gaitanejo y del Conde de Guadalhorce y los de una variante de ferrocarril más larga y difícil, además de por temor al posible comportamiento permeable de las calizas de la cerrada. Se optó por la solución de construir dos presas gemelas de materiales sueltos, una en cada río, pocos metros más arriba de su confluencia, que, con aguas altas, formaban un solo embalse. En la primavera de 1966 empezaron las obras. La presa de Guadalteba empezó a embalsar en octubre de 1971 y la de Guadalhorce en junio de 1973. Al mismo tiempo se redacta el proyecto de variante del ferrocarril en el tramo inundado por el embalse del Guadalhorce de 12,6 km de longitud, de los cuales 8,3 se desarrollan en cuatro túneles, uno de los cuales de 5 kilómetros era el segundo de mayor longitud de la red ferroviaria española, y la nueva estación de Gobantes, sin servicio comercial porque no tiene población a la que atender, cuyas instalaciones entraron en servicio en enero de 1972. Se construyeron, a su vez, tres variantes para los tramos de carretera inundados por el embalse (dos locales y uno comarcal), con una longitud total de 28 km. Finalmente fue necesario desalojar y trasladar a la población del pueblo de Peñarrubia y su barriada de la estación de Gobantes.

Los trabajos de construcción de las presas crearon inquietud en la población. Los vecinos vieron que aquella gran obra hidráulica era ya irreversible tras la aprobación por el Consejo de Ministros el 25 de abril de 1969 del traslado de la población, empezando el éxodo en 1970, aunque muchos vecinos no terminaban de creerlo, a lo que contribuía la escasa información trasladada desde las autoridades. Durante estos años las circunstancias eran casi tercermundistas: nadie hacía obras de mejora en las casas ni en las calles, y los peñarrubieros vivían en una constante incertidumbre, sin conocer realmente su destino final ni las compensaciones que iban a recibir por las pérdidas de sus fincas y de sus casas. Para los mayores del pueblo, que estaban muy arraigados a su tierra, el desalojo fue particularmente dramático.

Fotografías de Peñarrubia antes de su abandono

Fotografías de Peñarrubia antes de su abandono. La incertidumbre por la falta de noticias sobre el desalojo provocaba el revuelo de los vecinos ante la llegada de cualquier información.

En abril de 1970, por fin se les informó de las indemnizaciones previstas por el Estado para los afectados: para el médico 200.000 pesetas, al párroco 75.000, a los maestros nacionales 70.000, etc. Se instó a los vecinos a que en un breve plazo de tiempo indicaran en qué pueblos o fincas del Instituto de Colonización querían instalarse. Se les le ofreció, finalmente alojamiento en el nuevo poblado de Santa Rosalía y tierras en su entorno, junto a Campanillas (Málaga), casas a precios económicos, mientras que el término municipal pasó a formar parte de Campillos, aunque no sin cierta disputa entre los municipios colindantes de Ardales, Teba y Antequera. Muchos emigraron a Cataluña, otros se quedaron en pueblos de los alrededores como Ardales y Campillos, pero la mayoría optó por trasladarse a Santa Rosalía.

Entre febrero y abril de 1972 se produjo por fin el abandono. Algunos esperaron hasta última hora, incluso se escondieron para quedarse y la Guardia Civil tuvo que desalojarlos. Para evitar la ocupación, las excavadoras derribaron la mayor parte de las casas, sólo dejaron en pie el cuartel de la Guardia Civil y el colegio para que la entonces Confederación Hidrográfica del Sur los utilizara, además del campanario de la Iglesia y el cementerio. En 1973 las aguas del pantano sepultaron al pueblo. Sin embargo no ha desaparecido el arraigo de sus habitantes: cada cinco años se traslada desde Santa Rosalía la imagen de la antigua patrona a las riberas del embalse y se celebra una multitudinaria romería, que sirve de punto de encuentro de los antiguos habitantes. El cortometraje “Borrados del mapa” documenta la historia del éxodo de los habitantes de Peñarrubia.

Detalle. Peñarrubia 1970

Detalle. Peñarrubia 1970, Fototeca del IECA. Al norte se aprecian el colegio y el cuartel de la Guardia Civil, los únicos edificios que se mantuvieron en pie. En la intersección de las cuatro principales calles, la iglesia, cuyo campanario emergía de las aguas hasta que fue derribada por el riesgo que suponía. Al sureste, el cementerio, que sobrevivió también a las excavadoras. Destaca la numerosa presencia de eras en torno al pueblo.

Imágenes del pueblo abandonado

Imágenes del pueblo abandonado. Las rejas de las casas fueron extraídas antes de su derribo. Juan Manuel Calvo (1973). “Peñarrubia, un pueblo que se ha perdido”. Jábega, nº2, pag. 22-26. Diputación de Málaga. www.cedma.com

Como si fuera una maldición, en el 2009 los antiguos habitantes de Peñarrubia desplazados a Santa Rosalía rememoraron el pasado: dicho año se aprobó el Plan de Ordenación Territorial (POT) del área metropolitana de Málaga, que provocó la movilización social ante la posible expropiación de sus tierras para una plataforma logística de apoyo al puerto de la capital. Los vecinos consideraron inapropiado dar este uso a un espacio ocupado, en su mayoría, por cultivos de regadío y pequeñas explotaciones agrícolas que serían expropiadas para levantar en tres millones de metros cuadrados una plataforma logística o depósito de contenedores de mercancías, conocido como 'puerto seco'.

Peñarrubia 1977

Peñarrubia 1977. Orto del Vuelo Interministerial. Aún se aprecia en la parte no inundada los escombros y la planta de las calles de Peñarrubia, y en pie el cuartel de la Guardia Civil, las antiguas escuelas, la torre de la iglesia y el cementerio.

Peñarrubia 2008

Peñarrubia 2008. Ortofoto PNOA. Un año de sequía, de la antigua población solo queda en pie el cementerio.

Peñarrubia 2011

Peñarrubia 2011. Ortofoto del PNOA. Un año con el pantano lleno. En su orilla se han construido las instalaciones de la Escuela Taller Peñarrubia, que ha creado un espacio de ocio denominado Parque Guadalteba, y que incluye la puesta en valor del yacimiento “Eras de Peñarrubia”, con restos que abarcan un periodo desde el Neolítico a unas estructuras sepulcrales hispano-visigodas.

Los problemas de salinización del embalse Guadalhorce-Guadalteba y la necesidad de atender nuevas demandas

La explotación de este conjunto de embalses está condicionada por la existencia de importantes aportes salinos al vaso del embalse del Guadalhorce, conocido por muchos como el “gigante inútil”, que han ocasionado un gravísimo problema de resolución compleja, asunto que ha sido estudiado por Fernando Troyano Lobatón y Juan Carlos Díaz Verdoy. En la cola del embalse del Guadalhorce, en el conocido como estrecho de Meliones, se encuentran unos manantiales hipersalinos que drenan hacia el cauce del río Guadalhorce aguas con una elevada concentración en sales, en torno a 150 g/l de NaCl o cloruro de sodio, que son del orden de dos veces la del agua de mar, que dan lugar a salinidades en el embalse que fluctúan entre las 2.000 y las 10.000 ppm (partes por millón) de TDS (total de sólidos disueltos), cuando las máximas salinidades recomendadas son 400 ppm para el abastecimiento y 700 ppm para el riego. Estas aportaciones de carácter salino suponen un problema para la gestión del sistema de explotación. Como consecuencia, la operación de los tres embalses resulta muy compleja, obligando a mezclar las aguas de los mismos para obtener contenidos salinos compatibles con su utilización. Pero es imposible hacerlo sin que resulten excedentes de aguas salobres, que hay que verter al cauce en épocas de lluvia donde se diluyen y vierten al mar, para no dañar el ecosistema del propio cauce. Ello significa una pérdida de agua importante, un despilfarro en una cuenca en la que el saldo entre recursos y demanda es deficitario muchos años. La desalación ha resuelto parte del problema, tras múltiples fracasos en el intento de evitar la llegada al embalse de los aportes salinos.

El diseño de las presas de Guadalteba y Guadalhorce provocaba que las aguas de ambos embalses se mezclaran a partir de una cierta cota, quedando sin embargo separados los embalses por un collado intermedio en aguas bajas. En aguas altas, por consiguiente, los dos embalses mezclarían sus aguas y sería muy difícil obtener de ellos agua que estuviera por debajo de las 2.000 o 2.500 ppm. Los esfuerzos para resolver el problema de la salinidad fueron importantes y crecientes, conforme se manifestaba la magnitud del mismo que no había sido apreciada hasta que se comenzó a embalsar y se pudieron constatar las altas salinidades de las aguas acumuladas en el Guadalhorce. Treinta años después de construirse las presas, el problema seguía sin solución, provocando pérdida de recursos que se vertían al mar por no poder ser utilizados, daños en los cultivos por la excesiva salinidad, y ofreciendo de forma crónica a los habitantes de Málaga un agua de mala calidad.

El primer intento de la Confederación Hidrográfica del Sur a partir de 1993 para resolver el problema fue la construcción de un salmueroducto para captar la mayor parte de las aguas hipersalinas antes de su introducción en el embalse y derivarlas separadamente al mar. Puesto que el manantial de Meliones constituía la mayor aportación de agua hipersalina, se decidió evitar su entrada en el embalse de la mejor manera posible. Como estas aguas no podían verterse al río aguas abajo del embalse por razones obvias, la obra resultante fue de una importancia considerable: se trató de aislar la zona de llegada de las aguas hipersalinas al río mediante un recinto de tablestacas y se construyó dentro de él un pozo de captación a cielo abierto, instalándose bombas. Este dispositivo bombeaba las aguas así captadas hasta 300 m. por encima del nivel del cauce del río y desde aquí una conducción de algo más de 50 Km. llevaba las aguas a desaguar en el mar en las proximidades de Málaga. El sistema empezó a funcionar dentro de un acusado período de sequía (1992-1995), reduciéndose las entradas de sales al embalse desde 150 Toneladas por día de ClNa hasta unas 50 T/día. Era una reducción considerable que parecía mejorar sustantivamente la operación del embalse (en combinación con los otros dos embalses no salinos de los ríos Guadalteba y Turón) para dar agua a riegos y al abastecimiento de Málaga sin tener que tirar al mar grandes cantidades de agua salobre como en la situación anterior. Pero en Diciembre de 1995 comienza una época lluviosa y en el período que lleva desde ese mes hasta Junio de 1996 entran en el embalse más de 1.000 T/día de media. El invierno de 1996-1997 es muy lluvioso y las aportaciones al embalse superan las 3.000 T/día, alcanzándose máximos superiores a las 4.000 T/día. Se vio inmediatamente que había que hacer algo más, además la rotura del salmueroducto por los graves daños del temporal agravó la situación.

Ortofoto PNOA 2013

Ortofoto PNOA 2013. Tomas de salmuera e inicio del salmueroducto desde los manantiales de Meliones en la cola del embalse de Guadalhorce. Al este, el complejo Karstico, cuyas dolinas fueron selladas.

Con el objeto de impedir o limitar la alimentación del acuífero kárstico se iniciaron entonces obras diversas en la superficie del macizo kárstico-yesífero de Gobantes-Meliones para tratar de impedir la entrada de aguas pluviales al interior del karst, con objeto de conducirlas directamente al cauce del Guadalhorce o al embalse sin que pasaran por el episodio subterráneo que provocaba el arrastre de sales. Se localizaron los puntos en que de modo más obvio (las dolinas) se producía la alimentación del acuífero kárstico, y se sellaron cavidades como la Sima del Águila, una controvertida medida que ha alterado un complejo kárstico excepcional. Los resultados fueron muy pobres: las dolinas cercadas pudieron aislarse de modo razonable, pero las aguas circularon muy pocos metros más, encontrando siempre un camino para infiltrarse y, por tanto, alcanzar los niveles en que se producía la contaminación salina. Por otro lado la posibilidad de sellar un acuífero kárstico de varios kilómetros cuadrados, algo que nunca se había hecho en el mundo, por su complejidad, y de comportamiento imprevisible, por lo que se descartó.

La tercera alternativa consistía en la separación de las aguas hipersalinas. En el año 2004, se presenta por el Ministerio una solución que salió a exposición pública en el 2006 consistente en crear dos nuevas presas en el interior del propio embalse del Guadalhorce. La intención es que estas presas delimiten la zona en que desaguan la mayoría de las aportaciones hipersalinas. Las aguas que llegan aguas arriba serían desviadas por un túnel que actuaría como bypass de la zona comprendida entre las presas, mientras que el agua que alcanza la zona entre presas sería bombeada y conducida al mar. La solución es de tal coste y de tan incierto resultado que Acuamed, órgano instrumental del Ministerio de Medio Ambiente enfrentado en ese momento a la necesidad de elegir una solución prefirió buscar otras alternativas al abastecimiento de Málaga. Una solución parcial del conflicto tuvo que ver con la entrada en servicio de la desalobradora del Atabal, que nació para la utilización de los recursos procedentes en su mayor parte del acuífero subálveo del Guadalhorce, que estaban limitados por la falta de calidad del agua. Se planteó para ello la construcción de una planta desalobradora que vino a ser el instrumento perfecto para el aprovechamiento de los recursos del Río Guadalhorce. La planta del Atabal está ubicada en el recinto de la actual Estación de Tratamiento de Agua Potable del mismo nombre en Málaga, aprovechando estas instalaciones como pretratamiento de la nueva planta desalobradora por osmosis inversa que tiene una producción nominal total de la planta de 165.000 m3/día y 76 hm3/año, la de mayor capacidad de todas las existentes en Andalucía y una de las mayores de la Cuenca del Mediterráneo.

El problema de la salinidad de aguas para riegos sin embargo continúa aquejando a los regantes del Bajo Guadalhorce, cuyas plantaciones se ven especialmente afectadas los años de sequía, además del sobrecoste que supone tener que tratar el agua para el consumo humano. Sólo el arreglo de la tubería para evacuar unas 500 toneladas de salmuera al día desde el pantano hasta el mar costaría más de 15 millones de euros, a lo que habría que añadir el coste de confinar estas aguas hipersalinas para que no se mezclen con las del Guadalhorce, obras que además son de incierto resultado.

Ortofoto PNOA 2013. Planta desalobradora de El Atabal

Ortofoto PNOA 2013. Planta desalobradora de El Atabal,en Málaga, la planta de mayor capacidad de Andalucía y una de las mayores de Europa.