La Costa del Sol en los albores de su desarrollo turístico: el vuelo de ESBOGA de 1963-64

Probablemente ninguna otra parte del territorio de Andalucía ha sufrido modificaciones de sus funciones y posición territorial del calibre de las que ha sido protagonista el litoral mediterráneo en la segunda mitad del siglo XX, y concretamente en la Costa del Sol. Ya en el siglo XIX este litoral malagueño cobró un importante protagonismo durante la revolución industrial con la instalación de las primeras fundiciones, que lo convierten brevemente en pionero a escala nacional, a lo que siguió el impulso de las industrias azucarera y textil. Aunque comparativamente las transformaciones de mayor alcance se producirán en la segunda mitad del siglo XX cuando el desarrollo turístico convierten a la Costa del Sol en un destino turístico internacional.

El vuelo realizado por la empresa CETFA para la ingeniería ESBOGA entre julio de 1963 y enero de 1964, a una escala con un gran detalle (1:12.000), forma parte de la fototeca del IECA en la actualidad y constituye un documento de gran valor que permite apreciar la situación de este territorio justo cuando se estaban iniciando las primeras iniciativas. Se trataba de un modelo basado en la ocupación del litoral e impulsado por empresas hoteleras singulares localizadas en las poblaciones de Torremolinos y Marbella. Luego se extendería por toda la costa con una alta densidad de ocupación, formando un continuo urbanizado en el que coexisten la oferta hotelera con la residencial de temporada destinada tanto al turismo nacional como internacional.

No se partía de cero, Málaga por su clima excepcional asumió ya a finales del siglo XIX que el turismo sería el modelo productivo que cambiaría su estructura económica y permitiría su desarrollo. Así, un grupo de empresarios de la provincia creó la Sociedad Propagandística del Clima y Embellecimiento de Málaga, surgiendo las primeras iniciativas que acogieron a principios del siglo XX a los primeros miles de viajeros de una incipiente industria. Fue, sin embargo, a partir de los años 50 cuando la actividad turística se expandió y consolidó tanto en términos de oferta como de demanda. En esa década abrían sus puertas los primeros establecimientos de lujo que atrajeron a un turismo de élite. Desde entonces el sector fue creciendo y transformándose: desde una demanda minoritaria al turismo de masas que obligó a adaptar las infraestructuras, fundamentalmente el aeródromo de El Rompedizo, convertido en aeropuerto internacional desde 1960 al adecuarse las pistas a las modernas aeronaves y abrirse en 1968 la nueva terminal. El crecimiento fue vertiginoso: en un cuarto de siglo se pasó de los 36 modestos hoteles y 2.000 plazas de 1950, a los 168 establecimientos y más de 35.000 camas de 1975; un salto cuantitativo, pero sobre todo cualitativo.

Este destino fue también pionero en adaptarse a las nuevas exigencias del turista en un mercado cada vez más competitivo. El cliente pasivo de las décadas de los 60 y 70 pasó en los 80 a uno más activo que demandaba nuevas motivaciones al tradicional sol y playa, apostándose por la oferta complementaria de actividades náuticas, el golf, etc. Esa permanente adaptación a los cambios o la anticipación a los nuevos retos son los que permiten a la Costa del Sol seguir siendo una referencia del turismo en España. Hoy en día, la provincia de Málaga es el destino turístico por excelencia de Andalucía y uno de las líderes del movimiento turístico del país, concretamente es el tercer destino nacional por número de pernoctaciones después de Barcelona y de la isla de Mallorca, suponiendo en torno al 40% de la Comunidad Autónoma, gracias a su extraordinaria oferta hotelera y a la existencia de importantes infraestructuras.

Las imágenes seleccionadas de 1963 y 1964, sobre un número amplio de poblaciones del litoral malagueño, son una oportunidad para apreciar el distinto estado de estas localidades antes de su transformación, las diferentes tipologías que empezaban a implantarse, y para identificar aquellas iniciativas que fueron pioneras y determinantes en el modelo que luego se impondría por toda la costa.

Estepona, una ciudad media aún alejada de la marea turística

Estepona, julio de 1963
Estepona, julio de 1963

Estepona, julio de 1963

Estepona era una ciudad media (13.231 habitantes en 1960) que, pese a gozar de importantes recursos como los 23 kilómetros de litoral, estaba aún alejada geográficamente de los núcleos turísticos más activos y ajena a este proceso. En la imagen predomina un entorno rural ocupado por una agricultura tradicional de secano. Sobre el casco histórico se aprecia que se ha producido un tímido crecimiento de viviendas sociales hacia el norte, y que se han implantado una serie de edificios oficiales (colegios, edificio sindical), que ocupa parte del extenso cauce del arroyo Moterroso, hoy embovedado.

La construcción del puerto pesquero mediado el siglo XX en las inmediaciones del faro y de la punta de la Doncella, provoca que entre el puerto y el núcleo tradicional, en las inmediaciones de la carretera Nacional-340, se implanten edificaciones relacionadas con la actividad pesquera o industrial. La fachada marítima urbana estaba descuidada, con la excepción de un pequeño paseo, ya que entre la travesía de la carretera y el mar se instalan un conjunto de edificaciones: almacenes y pequeños talleres que ocupan la playa y la ocultan.

Aunque aún no es apreciable en estas imágenes, el turismo llegó de forma inmediata, como se evidencia por su crecimiento demográfico: en 1970 la población alcanzó los 21.025 habitantes (crecimiento intercensal del 58,9%) y en el Nomenclátor del mismo año aparecen 8 nuevos asentamientos de carácter turístico en el litoral. Entre ellos destaca Cancelada, en las proximidades del término de Marbella, especializándose el municipio en turismo nacional de carácter residencial. A partir de la década de los 80 crece la oferta hotelera, lo que la cualifica notablemente.

San Pedro de Alcántara, colonia agrícola

San Pedro de Alcántara, julio de 1963

San Pedro de Alcántara, julio de 1963

Entre los ríos Guadaiza y Guadalmina, en una fértil vega situada en el término municipal de Marbella, el Marqués de Duero implantó en 1861 el cultivo de la caña de azúcar y una nueva población, conocida como La Colonia, y la fábrica o La Alcoholera, así como un pequeño barrio conocido como El Ingenio. Este proyecto agrícola de gran magnitud, que se extendía por 10.000 has regadas, desapareció en 1944, pasando la tierra a manos de los colonos. En la imagen se observa el predominio de los usos agrícolas en regadío. En el centro del fotograma, la colonia de San Pedro tal como fue concebida, con una estructura ortogonal y los edificios principales situados al norte: la plaza, la iglesia y las casas del Administrador. La Alcoholera y la barriada del Ingenio se sitúan al suroeste, sobre la N-340. En el litoral se observan ya ciertas implantaciones de carácter turístico, con distintas tipologías: un modelo de vivienda unifamiliar espontáneo que se extiende sobre el litoral al oeste, y urbanizaciones de unifamiliares que parasitando sobre la N-340 se desarrollan de forma longitudinal hacia la playa con una parcelación regular y distintos grados de consolidación, situadas al este de la imagen. Entre 1960 y 1970 pasó de 1.161 habitantes (a los que habría que sumar los 324 de la Fábrica) a 7.054, un crecimiento exponencial propio de las nuevas poblaciones.

San Pedro es hoy una ciudad de servicios (30.309 habitantes en 2015), que se ha extendido hacia el este hasta formar un continuo urbano con Marbella gracias al desarrollo de urbanizaciones exclusivas como Guadalmina, Guadalpín y Nueva Andalucía.

Marbella, pionera del turismo de la jet set

Marbella, julio de 1963
Marbella, julio de 1963

Marbella, julio de 1963

Marbella, principal ciudad histórica de la Costa del Sol, se benefició en el siglo XIX de la explotación de sus recursos minerales, que dieron pie a un desarrollo industrial fugaz y al establecimiento de un muelle, descargadero de mineral conectado con las minas del Peñoncillo. Junto con Torremolinos, fue precursora en el desarrollo del turismo de sol y playa. En el caso de Marbella, iniciado en la década de los 50 gracias a una serie de iniciativas pioneras. La principal, el Hotel Marbella Club en la Finca de Santa Margarita, al este de la ciudad, promoción de Alfonso de Hohenloe que desde 1954 atrajo a aristócratas europeos, millonarios y estrellas, primeros visitantes extranjeros que pronto divulgaron las excelencias de su clima y de sus playas. En la imagen, de 1963, este desarrollo aún no había adquirido una gran entidad: junto al asentamiento se observa un medio rural poco transformado caracterizado por cultivos tradicionales. Sin embargo, en las inmediaciones de las playas se observan los primeros bloques en altura y algunas parcelaciones de unifamiliares.

En la imagen de detalle se aprecia la envergadura del casco histórico al norte de la travesía de la N-340; al este, el barrio Nuevo, próximo al puerto pesquero de La Bajadilla; al sur, el Ensanche de la primera mitad del siglo XX junto al Parque de la Alameda y el antiguo muelle minero, sobre el que luego se construiría el puerto deportivo.

Ya se aprecian en la imagen algunas de las iniciativas turísticas: justo donde la carretera N-340 hace una inflexión en su travesía hacia el norte, sobre los restos de la antigua fortaleza de San Luis y unos jardines, abre el Hotel El Fuerte en 1956, el primero de clase superior de la ciudad. En el frente litoral a partir del viejo muelle minero hacia el oeste, lo que luego sería conocido como la “milla de oro”, se aprecian los primeros edificios de apartamentos. Entre ellos sobresalen los apartamentos Sköl (1963), después de una zona de huertas. Por sus dimensiones (580 habitaciones) y arquitectura suponen un salto cualitativo hasta entonces desconocido. Un poco mas al este, en obras, el Hotel Don Pepe, otra referencia de la industria turística malagueña.

Marbella en 1960 tenía 10.027 habitantes. En el censo de 1970 triplicaría su población hasta los 29.253 y aparecerían once nuevos asentamientos turísticos en el litoral, crecimiento singular en una década realmente prodigiosa (crecimiento intercensal del 291,7%).

Fuengirola, de asentamiento pesquero a ciudad turística

Fuengirola, julio de 1963
Fuengirola, julio de 1963

Fuengirola, julio de 1963

El pequeño pueblo de pescadores segregado de Mijas en 1841, vinculado a la vigilancia costera que protegía el castillo de Sohail, había experimentado un notable crecimiento en la primera mitad del siglo XX. Aún era una mediana población en 1963 y permanecía ajena a la actividad turística internacional y, por tanto, carente de instalaciones hoteleras. No obstante, en su sector oeste se observan, en las proximidades de la playa (carente todavía de paseo marítimo), un tipo de construcción que parece corresponderse con viviendas unifamiliares de segunda residencia. Entre Fuengirola y el poblado pesquero de Los Boliches (al este) se observan nuevas parcelaciones que delatan un crecimiento dinámico. La actividad pesquera era muy significativa, ya que en 1970 la localidad contaba con 68 embarcaciones. Se trataba de la mayor flota de la provincia pese a que ésta se veía penalizada por la inexistencia de un recinto portuario adecuado. Se construiría poco después pero en aquel momento solo existía un dique y una escollera que protegía a las embarcaciones del temporal, careciendo de cualquier otro tipo de instalaciones como muelle de atraque, cuartos de aperos, etc.

En la imagen destaca la gran entidad de la población que en 1960 alcanzaba, incluyendo al núcleo secundario de Los Boliches situado al este, los 8.589 habitantes. También llama la atención la falta de adecuación del frente litoral urbano, con modestas viviendas construidas sobre la playa. Solo unos pocos años después sería radicalmente transformado con la construcción de un moderno paseo marítimo y la ocupación de su frente por bloques de apartamentos y hoteles en altura. En 1970 la población se había duplicado y alcanzó los 20.597 habitantes, especializándose en turismo nacional e internacional de carácter familiar (239,8% de crecimiento intercensal). Hoy día, dado el reducido término municipal, es la segunda localidad andaluza con mayor densidad de población, y una de las diez nacionales con valores más altos: 7.454 habitantes por kilómetro cuadrado, cifras que son mucho más altas con la población de hecho que se registra durante los meses estivales.

Benalmádena, una costa aun libre y por urbanizar

Benalmádena y su costa, julio de 1963

Benalmádena y su costa, julio de 1963

El pequeño municipio de Benalmádena contaba con 2.714 habitantes en 1960, distribuidos entre la capital municipal y Arroyo de la Miel, localidad con tradición industrial por la implantación histórica de fábricas de papel. En la imagen de 1963 aparece la capital municipal, rodeada de terrenos agrícolas sobre terrazas, dado lo accidentado de su relieve. Su costa, relativamente acantilada, aparece en el tramo comprendido entre las torres defensivas de Torrequebrada y de Benalmádena, junto con antiguos cuarteles de carabineros. Se observan nuevas y modestas edificaciones turísticas en las proximidades de las calas y el entorno de la N-340, así como la apertura de numerosos carriles que indican los primeros pasos de un incipiente proceso urbanizador que poco después sería muy dinámico, por varias razones entre las que destaca su proximidad a dos polos turísticos como Fuengirola y Torremolinos.

En 1970 ya contaba con 6.633 habitantes de derecho, de los cuales 1.316 residían en la costa y 3.368 en Arroyo de la Miel, triplicando la población de hecho a la de derecho, evidencia de la efervescencia que estaba sufriendo este tramo del litoral que conocería una dinámica explosiva en la década siguiente. Supondría la conurbación de los tres núcleos y la colmatación de todo el litoral, gracias a la instalación en poco tiempo de una variada y rica oferta turística, entre las que destacan el primer parque de atracciones de Andalucía (1973), el casino, campos de golf y hotel de lujo de Torrequebrada (1979), así como uno de los puertos deportivos de mayor entidad de la Costa (1982) y una amplia oferta hotelera, que lo han convertido en uno de los principales municipios malagueños y más destacados destinos turísticos.

Torremolinos, ciudad cosmopolita y desenfadada, destino líder de la Costa del Sol

Torremolinos, septiembre de 1962

Torremolinos, septiembre de 1962

Torremolinos, junto con Marbella, fueron poblaciones pioneras. Si bien las primeras implantaciones turísticas en Torremolinos fueron muy anteriores y se remontan al primer tercio del siglo XX, estableciéndose en 1928 el primer campo de golf de Andalucía y poco después los hoteles El Castillo y Parador de Montemar. Fue en la década de los cincuenta cuando se inició la transformación radical de la vieja población agrícola, famosa por la calidad y cantidad de sus fuentes y huertos. Su principal hito fue la entrada en servicio en 1959 del Hotel Pez Espada, hotel de lujo por el que pasarían buena parte de las celebridades del mundo del cine americano, lo que ayudaría al impulso de las actividades turísticas de la Costa y caracterizaría a esta localidad como un lugar tolerante y aperturista. Tópico o circunstancia que en ese periodo histórico ayudó a que este destino turístico fuese conocido universalmente.

En la imagen de 1962 se observa el caserío tradicional al norte, vinculado a la actividad agraria y aun cruzado por la travesía de la N-340 y del ferrocarril Fuengirola-Málaga. Sobre el promontorio de la Punta de Torremolinos, el Hotel de El Castillo en el centro de la imagen, sobre la playa el asentamiento tradicional pesquero de la Carihuela, y al sur los nuevos desarrollos destinados al turismo internacional y en el que sobresale el hotel Pez Espada, rodeado de amplios jardines. Se trata del momento histórico de mayor crecimiento. Entre 1960 y 1970 la localidad pasó de 5.912 a 11.037 habitantes de derecho, y en este último censo la población de hecho duplicaba a la de derecho (20.484), lo que da idea de la población flotante incluso en los periodos de temporada baja que es cuando se realizan los censos de población.

Por su situación estratégica y condición de pionera, Torremolinos siempre ha tenido una posición de líder en la Costa del Sol: ha acogido a un turismo innovador, que junto con un turismo familiar ha hecho crecer su población hasta los 67.492 habitantes (2015). Con sus 20.000 plazas hoteleras es el destino con mayor número de pernoctaciones hoteleras de Andalucía, con cerca de cinco millones (2014).

Rincón de la Victoria: de asentamiento agrícola y pesquero a su integración metropolitana con Málaga

Rincón de la Victoria, enero de 1964
Rincón de la Victoria, enero de 1964

Rincón de la Victoria, enero de 1964

Constreñida entre las montañas de la Axarquía y el mar, Rincón de la Victoria era una modesta población próxima a la ciudad de Málaga, con la que estaba conectada mediante un ferrocarril que transcurría entre la población y la playa. En 1949 la capitalidad municipal se desplazó desde Benagalbón, núcleo interior, a la costa, reconociendo la mayor vitalidad y futuro del litoral, donde se desarrollan actividades pesqueras y agrícolas. Implantada entre dos peñones y en las proximidades de la fortaleza de Bezmiliana, la imagen muestra un asentamiento modesto de carácter lineal, rodeado de una agricultura intensiva que aprovecha la fertilidad de las vegas y los recursos hidráulicos de ríos y acuíferos. Estos aprovechamientos contrastaban con la agricultura de secano realizada en las zonas montañosas de la Axarquía, ocupadas por viñedos, almendros y otros cultivos tradicionales.

La población de este municipio creció de forma discreta entre 1960 y 1970, desde los 5.137 a los 6.043 habitantes, señal de la escasa incidencia de las actividades turísticas en este tramo del litoral. Sus efectivos estaban muy repartidos entre los cuatro núcleos de población con los que cuenta el municipio. Hoy día, la proximidad a la ciudad de Málaga ha englobado a este municipio dentro de los procesos metropolitanos, siendo lugar de residencia de numerosas personas que trabajan en la capital, aunque también acoge a un significativo sector turístico. La población ha crecido notablemente hasta los 43.135 habitantes (2015), formando Rincón de la Victoria prácticamente un continuo urbano con los antiguos pequeños asentamientos de La Cala del Moral y Torre de Benagalbón. Las antiguas ramblas y ríos, como el de la Granadilla, pese a su carácter torrencial han sido total o parcialmente entubados dada la escasez de suelo urbano disponible, lo que unido al sellado e impermeabilización del suelo urbano ha ocasionado no pocos problemas cuando se han producido lluvias torrenciales, como las sucedidas por las catastróficas inundaciones del año 2004.

Torre del Mar, importante enclave turístico de ámbito regional y nacional

Torre del Mar, enero de 1964

Torre del Mar, enero de 1964

En las proximidades de la desembocadura del río Vélez, Torre del Mar constituía un asentamiento que con su castillo defendía los accesos a la ciudad de Vélez-Málaga. A principios del siglo XX se inició la construcción de diversos balnearios pero el crecimiento de su población estuvo fundamentalmente vinculado a la explotación de la caña de azúcar y su rica vega. En la imagen, al este de la población, se observa la importante fábrica de transformación de azúcar, ingenio que fue el penúltimo en cerrar de la costa malagueña (1991). Contaba con un embarcadero y era surtido por la caña de azúcar producida en los fértiles terrenos agrícolas próximos a la población. En el litoral se observa que se empieza a configurar un conjunto de modestas edificaciones más vinculadas con las actividades pesqueras y balnearias que con las propiamente turísticas.

En 1960 la población contaba con 4.968 habitantes. Muy pocos años después, en 1965, se iniciaría el despegue de la población gracias al impulso del promotor Antonio Toré, que en una década construye 3.500 viviendas dirigidas a una demanda fundamentalmente andaluza: a cordobeses y granadinos. Antes de que acabe la década también se construye el paseo marítimo y se consolida Torre del Mar como destino del turismo nacional, alcanzando en el censo de 1970 los 6.733 habitantes.

Nerja, ciudad media que ha conservado sus atractivos paisajísticos y naturales

Nerja, enero de 1964
Nerja, enero de 1964

Nerja, enero de 1964

Importante ciudad histórica de origen islámico, la localización de Nerja sobre un litoral donde predominan acantilados, calas y playas pequeñas, así como las dificultades derivadas de sus accesos por carretera con la capital, mantuvieron a esta ciudad ensimismada en sus actividades agrícolas y más alejada del boom turístico, aunque no ausente. El descubrimiento en 1959 de las Cuevas de Nerja, un recurso turístico de primera magnitud abierto al público desde 1960, y la construcción de un parador de turismo (1965), atrajo a una demanda nacional e internacional menos numerosa, pero cualificada. La imagen muestra el carácter escasamente transformado de la población, rodeada de huertas, viñedos y algunas instalaciones industriales como la fábrica de azúcar y la de plomo. Llama la atención la estructura umbilical de antiguos caminos, que se convierten en calles que unen el casco de la población con el Paseo del Salón, espacio público construido en 1930 sobre los acantilados, bautizado como el Mirador de Europa y que se configura como un espacio público de singular atractivo.

En 1960 Nerja contaba con 7.094 habitantes, en 1970 eran 8.498, modesta dinámica positiva apoyada en parte por las nuevas actividades turísticas, que no es comparable con los crecimientos explosivos que se conocieron en esa década en la Costa del Sol Occidental. Al este de la población se observa la traza de un nuevo viario, la actual calle Rodríguez Acosta, a partir de la cual articularía un notable ensanche. También se observa al final de ese ensanche el parador de turismo en construcción, en un lugar privilegiado junto a la playa.